Gothic Clan
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 Capítulo VIII

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xSigmax
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Dulcepsicópata
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Dulcepsicópata
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyMar 01 Mar 2011, 16:23

<<EPÍLOGO>>

El cazador se puso en marcha al alba. El cielo estaba nublado y caían unas cuántas gotas. A pocos pasos de él estaban los cadáveres de Graír, su guía, y el troll. Por desgracia, estaba al menos a cuatro días de su destino y no tenía mucha idea de cómo llegar a la explanada que buscaba. A pesar de ser odioso, en aquel momento le habría venido bien la ayuda de Graír. Repasando las hojas del diario del conde recordó que el lugar estaba cerca del río Yszen, por lo que si seguía la dirección que había llevado los seis días anteriores, seguramente lo encontraría. Completamente cierto. Cuatro días después de salir del pequeño valle de los trolls, y tras pasar por un inmenso bosque, llegó a una inmensa explanada. El suelo estaba muy seco, sólo crecían unas pocas hierbas y unas flores de color anaranjado. El cazador recogió una de las flores y la examinó. Su olor era dulzón y agradable. Para concentrarse, leyó el diario en voz alta cómo había hecho otras veces:

-Creo que estamos a salvo, he huido de la ciudad por un túnel secreto con los caballeros Ásfer y Eldron y me he llevado en un carro todas las riquezas posibles. He sido traicionado. ¡Mis leales consejeros Tercas, Ank y Reiz han abierto las puertas al ejército! Esos cerdos avariciosos... les he estado colmando de riquezas y así es cómo me lo agradecen. A estas horas, el ejército de Mirna ya debe haber tomado la ciudad. He sido traicionado. Pero todos ellos pagarán por sus necios actos, lo juro. Tengo que irme de aquí, este lugar no es seguro, el rey Gazäl seguro que manda patrullas a darme caza. Me exhibirán ahorcado en los muros de mi propia ciudad. Eso no ocurrirá, con este botín reconstruiré mi poder y veré ante mis pies a mis enemigos, suplicándome una muerte rápida. Se me ocurren múltiples formas de tortura para ellos. Los consejeros deberán ser asesinados como cuando se mata al gorrino, pues eso es lo que son, cerdos. He sido traicionado. ¡Durante este año he estado cobrando infinidad de nuevos impuestos sólo para mejorar la muralla y el ejército, y no ha servido para nada! Volveré, pero primero esconderé este tesoro, con el que pagaré a suficientes hombres para que sean mis vasallos. Lo único bueno es que ya no tengo que soportar más a mi mujer, esa zorra insoportable.
El cazador arqueó una ceja y siguió leyendo:

-Estamos exhaustos, llevamos ya varios días caminando, apenas hay comida. Siguiendo el río esta mañana hemos visto una patrulla del rey de Mirna. ¡Quieren nuestras cabezas, pero no lo permitiré! Llevamos andando desesperados varios días por un gran bosque, cerca del Yszen. Si no fuese porque estoy muerto de hambre me pondría a contemplar estos bonitos paisajes, no tenía la menor idea de que mi condado era tan bonito. Ayer salimos de aquel bosque y hemos llegado a una explanada enorme. Estoy deprimido, no se a dónde puedo ir. Los caballeros confían ciegamente en mí, pero dudo mucho que en estas circunstancias pueda salir con vida de aquí. Leí en uno de los libros de la biblioteca que en situaciones límite ha habido casos de canibalismo humano. Yo no pienso hacer eso, prefiero morir antes que comer la carne indigna de mis dos caballeros. Sin embargo ahora que lo pienso... creo que si salgo de aquí degustaré al rey Gazäl ante sus ojos. Ver su sufrimiento... Pensar en esas cosas es lo único que me hace seguir vivo en estas circunstancias. Ásfer ha cogido fiebres, por lo visto se puso a comer las flores anaranjadas que crecen en esta explanada. Espero que no se muera, sin él tardaremos el doble en hacer avanzar el carro con el tesoro. Ásfer se está recobrando al fin, el cambio de aires le ha sentado bien supongo, o tal vez se trate de aquellas plantas que comió. Hemos salido de esa explanada y estamos remontando un río por un pequeño valle. Parece que conduce a un lugar encajonado en las montañas. Nos hemos metido en un bosque muy frondoso. Si no hay salida, entonces lo más seguro es que muramos pero no lo creo, estamos siguiendo un camino adoquinado, al lado del río. Parece antiquísimo pero sin duda llevará a algún sitio, quizás hay civilización en ese valle. Después de varios días andando con mis fieles vasallos, cargados con estas riquezas, hemos hallado un paraje misterioso...
-Un momento esto ya me lo leí la otra vez.


El cazador necesitó un tiempo para analizar todo aquello. Un sentimiento de ansia le inundó. Se encontraba muy cerca; casi se sentía como si fuera el conde caminando como un poseso sin rumbo. Estaba cerca. No necesitaba guía ninguno. Sabía que todos los ríos del valle desembocan en el Yszen, así que si seguía el gran río acabaría encontrando el pequeño afluente que le conduciría a la fortaleza de la Montaña Dormida.

La brisa cambió de dirección, tirando hacia el sur, la dirección en la que iba, y notó un nuevo olor en el aire. El olor dulzón de las flores anaranjadas desapareció y dejó paso a un olor fuerte y bastante desagradable. Un olor de malos presagios. El cazador se dio la vuelta rápidamente y vio horrorizado como una manada de chasqueadores corría velozmente hacia él. Los chasqueadores son unas criaturas muy veloces, se mueven sobre dos musculosos pies y no tienen brazos. Su piel es grisácea y sus mandíbulas tienen una larga hilera de afilados dientes. Cazan en manada como los lobos y su dieta incluye cualquier otro animal. Son unos depredadores natos.
El cuerpo todavía le dolía de la pelea con el troll el día anterior. Dispuesto para la pelea tiró el diario a un lado y sacó el arco. Mientras caía el diario al suelo observó que se desprendía de él varios pergaminos de las primeras hojas. Xardas le había dejado unos pocos pergaminos mágicos en el diario. Sin tiempo que perder, observó los pergaminos. Tres eran de fuego y uno de hielo. Cogió los pergaminos de fuego y un aura rojo e incandescente apareció en su mano, desintegrando los pergaminos. Los acechadores estaban muy cerca. Sin pensárselo dos veces, extendió el brazo bruscamente en dirección a los chasqueadores y sorprendentemente una bola de fuego salió desprendida de la palma de su mano, pero al hacerlo no sintió calor ni estar quemándose. La bola de fuego chocó contra la cabeza de uno de los monstruos. Unas enormes chispas saltaron y colisionaron contra otros chasqueadores que había al lado. El primer chasqueador seguía corriendo, a pesar de tener la cabeza inclinada a un lado y completamente en llamas. La lengua le colgaba, como si estuviese muerto, pero la bestia seguía corriendo. Las criaturas estaban muy cerca y asustado por su velocidad lanzó las otras dos bolas de fuego sobre la manada de chasqueadores. Dos de ellos murieron en el acto, cayendo desplomados al suelo mientras se asaban. Sin embargo el resto siguió corriendo mientras partes de su cuerpo ardían por completo. El primer chasqueador de todos, en una reacción antinatural, movía la achicharrada cabeza a un lado y a otro mientras la lengua le colgaba. El cazador desenvainó la espada y dando un salto lateral vio cómo el loco chasqueador seguía la misma dirección anterior. Cogiendo la espada con las dos manos cortó la cabeza en llamas del chasqueador. Varios chasqueadores llegaron hasta el cazador, y éste, para evitarlos usó toda su habilidad. Uno de ellos le mordió en su desprotegido hombro izquierdo, causándole un gran dolor. En aquel momento otro de los chasqueadores, que tenía una de las patas cubierta en fuego, le dio un golpe en su otro brazo, que aunque lo tenía protegido, le hizo dejar caer la espada al suelo. Sin pensárselo sacó su cuchillo de caza que guardaba en la bota y esgrimió el puñal de abajo a arriba, ensartándole la boca al chasqueador que le había pegado la dentellada en el hombro izquierdo, y matándolo instantáneamente. Para evitar las mandíbulas del otro chasqueador, que ya se abrían para devorarle la cabeza le pegó una patada a la pierna en llamas del chasqueador, haciendo que rugiese de dolor. El cazador aprovechó el momento para recoger su espada y cortarle por la mitad de un tajo. A lo lejos vio cómo llegaba el último de los chasqueadores corriendo hacia él. Cogió el pergamino de hielo y observando cómo su mano se cubría de un aura blanco azulado y brillante se lo lanzó antes de que llegase. El chasqueador se quedó inmóvil. El hechizo le había paralizado por completo, y una fina capa brillante de hielo recubría la piel de aquel reptil. El cazador se acercó y empezó a mirarlo sorprendido por el hechizo. Sin embargo, al cabo de unos segundos, el hielo empezó a fracturarse y el chasqueador empezó a mover levemente la cabeza. Sin esperar un segundo más, cogió la espada con las dos manos y levantándola sobre su cabeza la bajó de un golpe sobre la cabeza del congelado chasqueador, segándola.

El cuerpo del chasqueador decapitado siguió un rato más de pie en aquella posición, como si estuviese disecado.
Para sus adentros agradeció a Xardas el haberle dado aquellos pergaminos. Recogió el diario y se puso unos vendajes sobre el hombro izquierdo. Una gran cantidad de sangre le caía por el brazo, provocada por la dentellada de uno de los chasqueadores. Aquel día decidió descansar y acampó cerca de los bestias muertas. Por la tarde cayó un gran diluvio, y para cubrirse en aquella explanada sin árboles hizo un pequeño tejadillo con las pieles de los chasqueadores, sujetada por varios palos. Para cubrirse la cabeza se hizo un gorro con piel de chasqueador y se lo cosió como capucha de la armadura de pieles que llevaba. La carne de chasqueador sabía cómo la de acechador pero bastante mejor, tenía un sabor más tierno y agradable. Tras haberse enfrentado a numerosos peligros y bestias en todo su viaje tenía una alta autoestima y nada podía detenerle. A la mañana siguiente dejó de llover y continuó la marcha siguiendo el Yszen durante cuatro días. A su paso por el río vio innumerables paisajes, grandes altiplanos, variopintos bosques y una cuántas ruinas de las anteriores civilizaciones de Myrtana.

Al cuarto día encontró un pequeño afluente que moría en el Yszen. El río parecía venir de un valle de las montañas. Estuvo caminando toda la noche emocionado por un viejo sendero al lado del río y que se introducía en un enorme bosque de pinos. El sendero tenía algunas partes adoquinadas pero en su mayor parte no quedaban piedras y más parecía un camino de animales. A la mañana siguiente el cazador salió del frondoso bosque de pinos, no había dormido nada y tenía bastante sueño, sin embargo el paisaje le despertó súbitamente. Unas montañas majestuosas, con cumbres afiladas como lanzas y cubiertas de nieve, se extendían ante sus ojos. La zona llana la ocupaba una verde pradera, y el nacimiento del afluente salía de unas rocas, cerca de donde estaba el cazador. A su derecha, el contorno de las montañas formaban la imagen de una mujer, reclinada sobre la montaña, dormida. De ella se apreciaba su cabeza, las manos juntas sobre el pecho, y las piernas, terminando en una inclinación que formaban los pies. Los caprichos de la naturaleza, o tal vez de los dioses, habían formado una estampa preciosa e insólita.


En el seno de la montaña había una fortaleza, inmensa, con una gran torre central bien conservada. El cazador se emocionó de alegría y se apresuró en llegar hasta la fortaleza. El viejo castillo de los adoradores de Beliar se encontraba a cierta distancia y el cazador tardó tres horas en llegar hasta sus puertas. Eran inmensas y un gran dragón tallado en piedra guardaba desde arriba la entrada, con aspecto glorioso. La fortaleza era enorme, tenía varios edificios en su interior, sin embargo la torre alta del centro era lo que mejor se conservaba. Enseguida el cazador comprendió que la fortaleza la habían construido seguidores de Beliar por la gran cantidad de murales y motivos que adornaban las paredes del castillo. Por un momento se preguntó si los hombres del Culto tendrían allí algún campamento, pero desechó la idea al darse cuenta del estado de abandono del lugar. Cuando se encontraba ante las escaleras de acceso a la torre del homenaje, cogió un palo del suelo y tras incrustarle grasa de chasqueador que había guardado le prendió fuego. Con la improvisada antorcha en la mano, el cazador se internó en aquel imponente vestigio del pasado. Dentro había una gran humedad y el único ruido que se oía era de una gotera de la piedra, haciendo un ruido constante del agua cayendo sobre el suelo del lugar. Enfocando con la antorcha observó que se hallaba en un gran salón, completamente vacío. A la izquierda había un hueco de una chimenea. En otros tiempos fue la sala principal del castillo. El cazador vio un gran trono de piedra, enfrente de la entrada. No podía abrir más la puerta principal para ver mejor en la oscuridad porque estaba atascada así que tuvo que seguir avanzando. A la derecha de la sala había una enormes escaleras que subían y bajaban. Al acercarse al trono, vio que había un cuerpo huesudo sentado en él, con los brazos extendidos sobre los respaldos. Llevaba un casco sobre su cabeza y una espada en la cintura. La espada era sin lugar a dudas de mineral, medía al menos el doble que la del conde Bardas y era mucho más bonita. El cazador se quedó mirándola, absorto. Cuando extendió sus dedos sobre el pomo de la espada, el esqueleto se levantó de su trono y desenvainó la espada horizontalmente, haciéndole un gran corte en el estómago. Los huesos habían cobrado vida. El cazador frenó con su espada el siguiente ataque, pero la fuerza de la criatura era mucho mayor y el cazador tuvo que retirarse de un salto. Por el impulso y la fuerza que tenía aquella criatura, la espada chocó contra el suelo y levantó varias piedras. El esqueleto giró su cráneo hacia el cazador como si pudiese verlo y volvió a atacarle. El cazador tuvo que retroceder ante todos sus ataques, era extremadamente poderoso. Con cada golpe de su espada que estrellaba contra los muros hacía saltar varias rocas y levantaba una gran humareda. Cuando aquella espantosa criatura le arrinconó contra un esquina, el cazador bloqueó su ataque con todas sus fuerzas, empujando la espada ayudado de su pecho. El cazador observó el cráneo de su enemigo, estaban a pocos centímetros, el uno del otro. Finalmente en el forcejeo el esqueleto le dio un cabezazo que le hizo caerse al suelo, y en el segundo antes de que el enorme espadón cayese sobre su cabeza logró evadirse por un lado. El esqueleto se volvió y con la espada bien levantada se dirigió con pasos lentos hacia el cazador. Estaba exhausto y sus fuerzas le fallaban, la herida del estómago le sangraba mucho. El cazador recuperó su espíritu y al siguiente ataque, lo bloqueó con su espada. El esqueleto volvió a levantar la espada y volvió a atacarle, pero el cazador volvió a bloquearle. En un momento, el cazador vio la ocasión para contraatacar y esgrimió la espada rápidamente. El esqueleto se vio obligado a retroceder y bloquear, pues el cazador llevaba la iniciativa y atcaba más rápidamente, y en el último momento con sus últimas fuerzas le desvió la espada a un lado y le cortó la cabeza.

La espantosa criatura quedó sin cráneo, y al segundo se derrumbó sobre el suelo. El cazador estaba a punto de morirse, había usado sus últimas fuerzas estando completamente fatigado. Tuvo que tumbarse en el suelo y descansar, dejó a un lado la antorcha y observó cómo se sentía mareado. Empezó a ver todo en blanco y no oía nada. En el último momento observó que su enemigo llevaba un cinturón con pequeñas bolsas. En una de ellas encontró un pequeño frasco de cristal, que contenía un líquido rojo. Era una poción curativa, sólo los ricos las usaban, pues eran muy difíciles de elaborar. El cazador quitó el tapón e inclinándose bebió el brebaje. La herida del estómago desapareció y nuevas fuerzas acudieron a su cuerpo, dejándole completamente como nuevo. El cazador se sorprendió de aquel brebaje tan asombroso. Se levantó y comenzó a andar. Comprobando que estaba perfectamente examinó la espada del esqueleto. Era extremadamente ligera, incluso más que la del conde Bardas, a pesar de que su tamaño era casi el doble. En la hoja tenía una inscripción que decía: “Ésta es Vilya, espada de Innos, forjada por los herreros de las montañas para su liberador y rey, Arsián. Que su hoja acabe con sus enemigos y le ayude en los momentos difíciles”.

La acción que propició la derrota de los orcos en la Batalla de Laran fue la carga suicida que realizó Arsián y un grupo de paladines sobre la pequeña loma donde estaba el comandante de los orcos, el nigromante Kaisés. Amparados por la luz de Innos subieron corriendo la loma, mientras caían sobre ellos una nube de flechas. Arsián fue alcanzado por cinco flechas pero siguió corriendo y dio el impulso necesario para que aquellos paladines hiciesen estragos entre las filas enemigas, matando a Kaisés, portador de la Garra de Beliar. Sin embargo, en el momento en que los orcos empezaban a retirarse en desbandada y el resto del ejército humano corría hacia aquella posición, el señor de las sombras Narsos, ensartó con su espada a Arsián que murió en el acto. El paladín corrupto Narsos tomó la espada de Arsián y huyó del campo de batalla como pudo hasta que llegó a sus dominios en la fortaleza que posteriormente encontraría el conde Bardas.

La espada era magnífica y el cazador al ver que era demasiado grande para dejársela en la cintura, se pasó unos nudos por la espalda para poder usarla. La otra espada le había gustado mucho todo el viaje pero leyendo el diario se había dado cuenta que su anterior propietario había sido un hombre indeseable. Una vez reequipado subió las escaleras que había a la derecha y tras subir unos doscientos escalones llegó a una sala con pinturas y motivos de Beliar en las paredes. Había una ventana que dejaba pasar la luz y delataba la presencia de cuatro enormes cofres. Al abrir uno de los cofres, un resplandor dorado le cegó tras lo que vio una gran cantidad de monedas de oro, candelabros, joyas, y un sinfín de riquezas que llenaban hasta arriba el cofre. El corazón se le aceleró y miró emocionado los demás cofres, comprobando que los cuatro cofres estaban llenos de tesoros.
-He encontrado el Tesoro de parias, dijo con la voz entrecortada.
Dejó los cofres y se fue hasta la ventana a saborear su victoria. El aire de la montaña le vino de frente y observó las nevadas montañas del paraje. Abajo en la plaza principal del castillo había un viejo carro. Curiosamente en el prado cercano a las puertas de la fortaleza, pasaba una mula hambrienta, que se había perdido, de uno de los muchos rebaños de las granjas de la región de Laran. Rápidamente bajó y detuvo a la mula. La llevó hasta el interior del castillo y le puso unos arneses para que tirase del carro. Cuando volvía a la torre para cargar el tesoro observó que las escaleras también bajaban y llevaban a un piso inferior del castillo. Estuvo pensando durante un rato si bajar o no las escaleras, hasta que al final la curiosidad le llevó a bajar los escalones. Recogió la antorcha y descendió lentamente las escaleras. La humedad abajo era mucho mayor y el suelo resbalaba. Al llegar al final de las escaleras, había una puerta abierta con un demonio de piedra encima. La sala era un corredor con una gran cantidad de nichos a los lados. Al fondo sólo se veía oscuridad. Cuando había dado diez pasos, pisó algo que le sobresaltó, enfocando con la antorcha comprobó que el suelo estaba lleno de esqueletos, la mayoría de ellos estaban carbonizados, y había huesos sueltos por todo la cripta. Al final del enorme pasillo de catacumbas había un altar pero no había nada en él. Pasando bien la antorcha por el altar vio que había un pergamino. Era una carta no firmada:

“Así que al final has conseguido llegar hasta la fortaleza. Me alegro mucho por ti. El tesoro que buscabas está en el piso más alto de la torre. Es para ti, te lo has ganado. Por desgracia, en esta cripta no encontrarás nada. Lo he cogido yo. Supongo que no debiste desprenderte de aquel diario. Lamento decirte que te mentí; en cuanto lo leí me interesé por ello. La verdad es que me facilitaste mucho mi búsqueda y por ello te lo agradezco. Debo confesarte que vine al continente por varias razones. Aparte lo que ya te conté, vine para encontrar un poder del que se habla en leyendas, pero que sabía que existía. Aunque no lo entiendas me agradecerías que haya tomado para mí ese poder: Si hubieses osado tocarlo habrías acabado como aquel insoportable conde de tu diario. Fuiste un buen compañero de viaje y me alegro de haberte conocido, puede que algún día volvamos a vernos, pero no me busques en el viejo monasterio de las montañas; cuando leas esto, si es que lo estás leyendo por supuesto, estaré de camino a mi isla. Por cierto, ¡no toques al esqueleto sentado en el trono! Es un no muerto y te matará si osas robarle algo. Si has conseguido matarlo... entonces ¡eres más fuerte de lo que me imaginaba!
Te deseo suerte y espero que disfrutes del tesoro”.


El cazador releyó la carta varias veces. No podía creer lo que leía. Finalmente se río y salió de la cripta. Se fue hasta la escalinata de la puerta de la torre y se puso a fumar la hierba del pantano que le había dado Xardas la última vez que lo vio. Mientras se relajaba fumando, empezó a pensar en su futuro. Con todo aquel dinero podría comprarse una gran mansión en Vengard, o podía comprarse unas tierras y convertirse en un rico hacendado, sin embargo, pensar en aquello le hizo sentirse viejo. Él necesitaba aventuras, era un ambicioso, cómo le había dicho Xardas, no podía pasarse su vida colmado de riquezas sentado en su silla sin hacer nada. Estaba claro que el dinero le vendría fenomenal pero el viaje que había hecho, a pesar de estar a punto de morir en más de una ocasión, le había hecho sentirse vivo. Mientras bajaba los cofres hasta el carro empezó a pensar en lo que haría en el futuro. Sus contactos con la magia le habían gustado mucho realmente y empezó a pensar seriamente en hacerse novicio de algún monasterio del reino. También le había gustado bastante la organización y la disciplina del ejército de Rhobar I y quizás en la milicia le acogiesen bien. Sin embargo, nunca se había imaginado como miembro de una cofradía y tal vez debería seguir como estaba, viviendo su propia vida. Mientras pensaba en todo aquello encaminó a la mula y salió de las ruinas de la fortaleza.



El cazador llegó hasta la ciudad de Laran donde compró una casa y dejó sus tesoros, finalmente eligió una de sus tres opciones y vivió grandes aventuras, viajando por lugares exóticos e insólitos parajes. Pero ésa... es otra historia



FIN





MAKING OF

Spoiler:





Muchas gracias a todos por leerla y espero que os haya gustado.
Espero que toda la violencia y el gore no haya sido molesto. Este capítulo lo he hecho más largo porque es el final. Si hay algún error o algo que no os haya gustado decidlo.
El otro día se me ocurrió una buena idea para otro relato así que puede que un día lo escriba... aún no se

No se cómo, pero el otro día me puse al g3 con questpacket y resulta que hay una piba llamada Alina en Nordmar,, eso no lo he plagiado ehh!!
También me he dado cuenta que en el mega mod del g3 de story project van a hacer algo así como el culto,, eso tampoco lo he plagiado

por cierto lo de la montaña dormida me basé en unas montañas que hay por segovia, conocido como la mujer muerta, aqui dejo una foto, esta algo confuso, pero lo de la izquierda es la cabeza y lo de la derecha del todo los pies:
Capítulo VIII Mujermuerta




Objetivo:
Spoiler:


Última edición por dulcepsicopata el Dom 28 Ago 2011, 15:21, editado 30 veces
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyMar 01 Mar 2011, 16:32

Jo que pena ya el final Sad a ver cuando hay secuela lol!
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyMar 01 Mar 2011, 19:32

me a gustado mucho te animo a que hagas otro relato ☺
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyMiér 02 Mar 2011, 15:16

Me fascino el relato psicópata, de lo mejor que e leído.
Algo que no entendí (debe ser porque no e jugado ni arcania ni terminado el G3 jeje
porque un "conde" o rey de la fortaleza de beliar tenia una espada para un sirviente de innos ._.
Bueno ya veré como descubrirlo algún día.
Felicidades & por favor escribe otra historia o Una continuación que tienes mucho talento para esto
lo que mas me a gustado es como logras envolverme en la historia sin que nada mas me moleste jeje
Felicitaciones por tan excelente historia, Sigue Asi. Salu2.~
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyMiér 02 Mar 2011, 15:34

xSigmax ¿has leído el making of? edito: bueno es igual, ya he incluido algo que lo explica


Muchas gracias a todos !!


PD: continuación no voy a hacer porque creo que ya está acabada la historia, y con el final que he puesto pues cómo que se acaba ya... no se.


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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyMar 31 Mayo 2011, 01:18

Lo siento por doble post pero informo que he editado el relato, le he puesto unas cuántas escenas más y alguna cosa que no cuadraba,, también he puesto en cursiva los diálogos para que resalten respecto de la narración.
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyVie 22 Jul 2011, 14:43

Increíble historia, sabes muy bien como narrar y envolver a la gente con tu historia felicidades por la historia y por la frase mítica del Gothic 1 que al final dice Pero eso es otra historia...
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyDom 24 Jul 2011, 20:45

Bueno muchas gracias por leer mi historieta

PD: Por supuesto no podía acabar de otra forma que con esa frase jeje
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyLun 05 Sep 2011, 20:26

tio, eres el mejor. FANTASTICO. Hoy me lo he leídeo de cabo a rabo. Todos los capitulos. Es excelente, de verdad, me has inspirado Laughing ojala supiera escribir, solo haria relatos de risa Very Happy Very Happy Very Happy
sigue asi bow
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyLun 05 Sep 2011, 22:58

Muchas gracias tío!!

PD: Puede que escriba otra historia dentro de no mucho. Prometo intentar hacerla mejor que ésta. (hay capítulos de esta historia que no logré demasiado bien)
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyMar 06 Sep 2011, 02:46

Magnífica historia, Psico, mis felicitaciones cheers . Y entiendo lo que quieres decir, porque estoy echando un vistazo a la mía, la del Mago Guerrero, para decidir cómo voy a continuarla y al leer los Capítulos ya escritos... no sé, no termino de estar convencido con como me quedaron, aunque ya hay demasiado material como para editarlo todo. Yo también tengo ideas parecidas en lo que se refiere a mi historia -darla carpetazo cuanto antes y empezar una, cuidando mucho más detalles y escritura, así que comprendo perfectamente lo que quieres decir Smile
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyMiér 07 Sep 2011, 00:40

mm ni me había fijado que me comentastes la historieta,,, bueno gracias crazy of the wine xDDDD

Estoy de acuerdo en lo que dices,,, es un follón ponerse a editar para hacer más perfecta la obra, yo por lo menos creo que es mejor hacer uno nuevo donde mejores el estilo o lo que hayas visto que no funcionaba en el anterior relato..

PD: Tengo tema para el siguiente relato.. It will be legen.... wait for it....
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MensajeTema: Re: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyJue 03 Nov 2011, 11:06

Aprovechando la huelga, me he acordado de tu historia y la he leido.....
¡Es fantastica! Me iba a leer un capitulo, pero me he enganchado y me lo he leido todo. Escribes genial. Espero que sigas escribiendo mas historias, asi harias un gran favor al mundo.
Un saludo.

PD: Tambien me gusto como enlaza con la historia y te inventas "teorias" sobre como pasaron las cosas...........no se como explicarlo, como Xardas y Pyrokar....... y la Garra de Beliar........no se.
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Dulcepsicópata


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MensajeTema: Capítulo VIII   Capítulo VIII EmptyJue 03 Nov 2011, 17:46

Se agradece, Adanos Wink
Sí, seguiré con más historias, pronto publicaré otra (espero hacerla mejor)
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