Bueno este es mi primer relato de Gothic, espero hacerlo entretenido. Es importante que sepáis que está basado en hechos históricos de Gothic (xDD) pero toda la trama se desarrolla en un continente de Myrtana completamente inventado por mí y no tiene ninguna relación con el de gothic 3. También es importante saber que el personaje Barthos de Laran no es inventado, aparece en gothic 1 como el escritor de libros teologicos, y es de tiempos de Rhobar I. Por último decir que en un momento menciono que Khorinis es el único lugar donde hay mineral mágico,,, eso está basado en gothic 1 y gothic 2 donde aseguran que el único lugar donde hay mineral es Khorinis, y no en Nordmar.
EL TESORO DE PARIAS
<<PRÓLOGO>>
Hace ya tres años que el bárbaro de las tierras altas de Nordmar mató a la Bestia y bajó las laderas heladas para crear un gran imperio sobre los diferentes reinos independientes de Myrtana. A su paso por los altiplanos del continente, Rhobar, el ungido por Innos como le llaman sus acólitos, fue conquistando y anexionando territorios, sin embargo algunos de los reinos le desafiaron y le declararon la guerra para salvar su independencia. La Guerra de los Nobles ha dejado la tierra quemada y las ciudades destruidas, y el poder, si bien antes pudo haber estado en manos de inútiles, ahora es usado en muchas ocasiones por infames y viles corruptos que no tienen reparos en extorsionar a la gente aunque eso les convierta en perros. Ante semejante latrocinio, Rhobar ha jurado llevar ante la horca a los seis reyezuelos independientes de Myrtana, todos ellos han caído en la aberración de cometer semejante villanía. Pues está escrito que
“si eres culpable de asesinato has de ser castigado pues es justo, y si eres culpable de robo has de ser castigado pues es justo. Y si no entendieras mis palabras, siempre sígueme pues yo soy la Luz y la Justicia y comprobarás que el tormento físico del castigo no ha sido en vano, pues yo perdono a quien se ha arrepentido”...
Rhobar también juró decapitar a Anzra Thäs, aliado de los demonios y adorador de Beliar. Es el líder espiritual del territorio montañoso que se extiende más allá de las montañas de Yereván. Sus habitantes se han sometido al poder de Beliar y su organización ha pasado a conocerse en el resto del continente como el Culto. Sus prácticas han abarcado durante años el robo y secuestro de personas para sus experimentos de nigromancia, sin embargo, en guerra abierta, han empezado a saquear pueblos y ciudades, y han llamado a sus aliados, los orcos de las montañas para preparar un ataque a gran escala sobre las regiones de Mirna, Onaris y el valle de Laran.
<<CAPÍTULO 1>>
El joven cazador se levantó de su siesta en la espesura del bosque, a sus pies yacían dos lobos, uno de ellos tenía la cabeza parcialmente perforada por el impacto de una flecha, el otro tenía un gran corte a la altura del abdomen. El individuo se apresuró a despellejar ambas alimañas, y a conseguir todos aquellos trofeos que valían oro en aquellas bestias. Al acercarse a la ciudad de Tabriz pudo oír gritar que la isla de Khorinis finalmente había sido completamente conquistada por la tropas del rey en boca del alguacil. La noticia no le interesaba especialmente a pesar de ser el único lugar donde había el valioso mineral mágico; nunca había sido ferviente defensor de ningún reino o condado y tampoco tenía intención de serlo del nuevo imperio que estaba creando el bárbaro de Nordmar, sin embargo le ayudó a hacerse a la idea de que Rhobar era el principal poder de Myrtana y que más le valía no estar jugando a las alianzas con diferentes soberanos.
Fue en los meses siguientes cuando empezó a escuchar por viajeros de paso y refugiados de la guerra las leyendas del Tesoro de parias. Sonaba a cuento de niños y por la voz que ponían al contarlo parecía que ni ellos se la creían, sin embargo al cazador se le heló la sangre en el momento en el que se la contaron. Hace dos años, mientras cazaba una bestia de la sombra moribunda halló una túmulo funerario en mitad del bosque, su padre siempre le había dicho que jamás entrase en las tumbas antiguas del Bosque del Oeste pero nunca siguió sus consejos pues toda su vida había sido un borracho y murió de coma etílico, así que lo único que aprendió de su padre fue ser abstemio. El enterramiento tenía claras evidencias de ser extremadamente antiguo y en su tétrico interior se olía a la mismísima muerte. Tres criaturas abominables le salieron al paso, caminaban erguidas y llevaban armas humanas pero su carne había desaparecido y lo único apreciable en ellas eran sus polvorientos huesos. Ante la amenaza, desenvainó su espada pues no era un cobarde y peleó en lid contra las tres criaturas espantosas, destruyéndolas a todas. la criatura que parecía más fuerte dejó caer una espada preciosa, nada oxidada, era de mineral mágico. El cazador tomó la espada de su enemigo para sí. En el interior de uno de los nichos funerarios encontró un pequeño cofre de hierro oxidado. Cuando volvió a su choza a las afueras de Tabriz estuvo curándose las heridas de la batalla y aunque las hojas oxidadas de las criaturas habían infectado sus heridas su salud se restableció al cabo de un mes. Cuando tuvo tiempo forzó el mecanismo del cofre, antaño muy complejo pero hoy en día insultantemente fácil debido al óxido.
En su interior encontró un viejo diario que narraba las peripecias de un viejo conde, el cual estaba obligado a pagar parias cada año por su vasallaje al rey de Mirna. Hubo un año que el conde se negó a pagar las parias rompiendo el acuerdo de vasallaje. El conde, llamado Bardas, fortaleció los muros de la ciudad y creó un gran ejército para repeler el ataque del rey de Mirna.
Sin embargo en el momento de la verdad, los consejeros del conde le vendieron y abrieron las puertas al rey. El conde cegado por la locura se llevó consigo dos caballeros de confianza y todo el tesoro que pudieron cargar en dos mulas myrtanianas escapando por un túnel secreto que llevaba al otro lado del río, lejos de la ciudad. Los tres fugitivos estuvieron caminando como posesos sin rumbo durante varias semanas hasta que sin saber cómo llegaron a un extraño paraje donde se apreciaba a lo lejos una imponente fortaleza derruida. Los tres compañeros llevaron su tesoro a las viejas ruinas al pie de la “Montaña Dormida”, nombre que no aparece en ningún mapa y que seguramente inventó el conde sobre la marcha en su delirio, donde escondieron su tesoro. Sin embargo, en su diario Bardas mencionó que encontraron un tesoro aún mayor del que portaban en las viejas catacumbas de la fortaleza. De ahí en adelante la escritura de Bardas, hasta ese momento refinada y exquisita, se volvía tosca y sin sentido.
Hasta que no le mencionaron en la posada de Tabriz la historia del Tesoro de parias y la posterior locura del conde Bardas de Laran, visto por última vez en la misma ciudad de Tabriz, no se dio cuenta el joven cazador,aunque era muy evidente, que los tres esqueletos descerebrados que había matado en el túmulo del bosque hacía dos años eran aquellos funestos individuos...
Estaba dispuesto a ir a por ese tesoro porque tenía las notas de viaje del conde y lo único que le había faltado todo el tiempo era el nombre del territorio del conde Bardas. Ahora lo conocía: Laran, un valle famoso por el vino y la ciudad de Laran, además de por ser la cuna del ilustre Mago Superior del Círculo del Fuego, Barthos.