El Mago Guerrero

CAPÍTULO 1. El extraño.
Un hombre extraño entró en la taberna de dudosa reputación "La jarra llameante" de la ciudad de Masayev. Todo el mundo se quedó mirandólo al instante. No era para menos.
Era un hombre alto, delgado, pero eso era lo de menos. Su cara estaba completamente desencajada, su rostro presentaba varias cicatrices, sus ojos emanaban un fulgor gris pálido, su pelo negro canoso estaba desordenado y lelvaba tiempo sin cortar, y el hombre exhibía una sonrisa torva y amenazadora, intimidante. Lucía también una armadura pesada de placas de acero y llevaba un mandoble a la espalda, así como una daga y varias bolsas al cinturón.
Un ladrón de los muchos que frecuentaban la taberna se acercó sigilosamente detrás del extraño, mientras éste se sentaba tranquilamente en un taburete desvencijado en la barra. Intentó cortarle una de las bolsas con una daga, pero el extraño reaccionó, dandóse la vuelta tan rápido que la gente empezó a dudar de que hubiera estado a espaldas del ladrón antes. Y, después, el extraño sacó su daga del cinturón y se la clavó en el cuello al ladrón como quien trincha un pavo. La daga volvió a su sitio. Todo ello en menos de un segundo. El ladrón cayó muerto, y el extraño se sentó tranquilamente en uno de los taburetes desvencijados, antes la estupefacta mirada de matones, ladrones, guerreros enanos, borrachos, parroquianos, mendigos, rameras, tahúres y boxeadores.
-Ponme una cerveza negra -dijo con voz ronca el extraño, sacando un maravedí de plata de una de las bolsas y dandosélo al posadero, que se aprestó, intimidado por el extraño, su mirada y su gesto, a servirle una jarra de cerveza negra, que el forastero degustó en tres largos tragos. Cuando por fin la gente dejó de mirarle y siguió a lo suyo, el extraño le dijo al posadero.
-Soy un Mago Guerrero, y estoy buscando trabajo. Nuestro amigo común Diego, uno de los míos, dijo que tú podrías ser útil buscando trabajo...
-No voy a decirte nada -dijo el posadero.
-¿Y ahora? -dijo el Mago Guerrero, sacando de su bolsa otro maravedí y varios reales de bronce. El posadero se los guardó y dijo:
-¿De verdad eres un Mago Guerrero?
-¿Mi brillo en la mirada no te lo dice?
El posadero calló. Desconfiaba. Después de todo, los Magos Guerreros vagaban desde el comienzo de la primavera hasta el fin del otoño por el mundo, cumpliendo misiones para gente, normalmente solían consistir en matar grupos de gente o bandidos que amenazaran los pueblos, aunque también hacían trabajos como escoltar a mensajeros por rutas especialmente peligrosas y llevar paquetes a gente que vivía lejos de las ciudades (sin dejar que el paquete cayera en manos de rufianes). Eran conocidos por no tener escrúpulos y contar con habilidades de lucha y mágicas sobrehumanas. Allá por donde iban moría gente. La aparición de un Mago Guerrero nunca era una buena señal.
-Fany, la representante del gremio de rameras, tiene alguna misioncilla de esas que buscas.
-¿Dónde puedo encontrarla?
-En la trastienda de la taberna, pero no la molestes, está trabajando.
-En ese caso, ponme una botella de vodka. Parece que la espera será larga.

Al cabo de varias horas, el posadero volvió a hablar al extraño:
-Fany ha acabado, está...
El Mago Guerrero, sin dudar, entró a la trastienda de la taberna donde la prostituta había estado "trabajando". Fany, una mujer atractiva y vestida con ropas provocativas, se sobresaltó al ver entrar al Mago Guerrero de repente, y el vestido se le cayó, quedando desnuda ante el visitante.
El extraño sonrió torvamente.
-Primero los negocios, puta, luego el placer.
-He oído que los Magos Guerreros sois tan buenos tirando tanto de espada como de poll... bueno, de ya sabes qué.
-Luego lo comprobarás -dijo imperturbable el Mago Guerrero-. Primero el trabajo.
-Bueno, pues una de mis chicas trabaja en la calle Assan Bethan. Pero, un grupo de hijos de perra llevan varios días acosandóla en su puesto de trabajo, pegándola, violandóla y encima robandóle el dinero que lleva encima. Necesitamos alguien que se deshaga de ellos.
-¿Matar o espantar?
-Como tú quieras, Mago Guerrero.
-Matar entonces -dijo imperturbable, el Mago Guerrero-. Yo me ocupo. Y luego comprobarás lo bien que se nos da a los Magos Guerreros tirar de la lanza entre las dos piernas.

El Mago Guerrero fue al punto indicado por la jefa de las rameras. Allí otra ramera estaba acorralada en una esquina, rodeada por cinco individuos que vestían trajes azules con el dibujo de un martillo de guerra. Entonces, al llegar allí, alzó el mandoble, diciendo, en voz ronca pero que se hacía oír:
-Vaya, aquí están los hijos de perra. Toca entrar en acción. ¡A bailar!
El jefe de ellos, que además del traje de la banda llevaba una coraza, dijo:
-¡Atacadle! ¡Mostradle lo que pasa a los que desafían al Martillo de Guerra!
-Es hora de matar -dijo el Mago Guerrero
Uno de los individuos, blandiendo una maza, fue hacia el Mago Guerrero, que de un espadazo rápido como un latigazo le cortó el cuello. Otros dos, blandiendo espadas, se lanzaron contra el Mago Guerrero, atacando uno por cada lado. El Mago Guerrero dio un rápido paso atrás y bloqueó los dos golpes de espada en el mismo movimiento. Luego trazó un rápido molinete con el mandoble, acertandole a uno de ellos en el cuello, y cortando parte de él. El individuo cayó muerto al instante. El otro lanzó un potente espadazo hacia delante, pero el Mago Guerrero esquivó el espadazo con un rápido movimiento hacia una de los dos lados y le atacó con la espada, clavandosela en el corazón. Otro de los individuos, el último aparte del jefe, se acercó rápido a él, con la intención de clavarle una daga en el corazón. El Mago Guerrero le señaló con un dedo mientras pronunciaba una fórmula mágica: un dardo de energía mágica impactó en el bandido, matandole al instante. Sólo quedaba el jefe, que trató de huir.
La mayoría le habrían dejado escapar, pero el Mago Guerrero corrió detrás de él, pronto lo alcanzó, lo derribó al suelo y allí le clavó el mandoble en el corazón. Luego se ató de nuevo el mandoble a la espada, y vio a la ramera, que se cubría la cara con los brazos, llorando, temerosa del nuevo llegado.
-Estoy que aprovecharlo -sonrió para sí el Mago Guerrero. Fue hacia la prostituta, y, sin hacer caso de sus lloros, empezó a rasgarle el provocativo vestido "de trabajo" con la daga.
Sin embargo, se guardó la daga cuando el vestido estaba a medio rasgar y le dijo a la ramera:
-¡Marcha! No te iba a violar, sólo era para meter miedo. Trabajo por orden de Fany.
La ramera salió corriendo, tratando de que no se le cayera el "vestido" al suelo. Y una sombra se movió detrás del Mago Guerrero, pero este, tan imbuido de su triunfo y del hambre de matanza como estaba, no reparó en él.

-Impresionante, te has cargado a esos tipos que tan mal han hecho pasar a Lucía en menos de tres minutos -dijo Fany, tendiendóle unos cuantos ducados de oro, que el Mago Guerrero guardó en una de sus bolsas.
-Y ahora te toca a ti, puta -dijo, quitandóse la armadura, el Mago Guerrero-. Vas a comprobar lo ciertas que son las habladurías sobre nuestra lanza... y gratis para mí, además.

Fin del Capitulo 1.

Vaya muy bueno Loco. "Y luego comprobarás lo bien que se nos da a los Magos Guerreros tirar de la lanza entre las dos piernas." jejeje que frase memorable

Que creatividad Loco. Vaya con el mago guerrero ja ja.

Muy bueno Loco . Buena historia y muy bien escrita!!! Sigue así que te leemos con atención!!!

Saludos!!!

Me alegro de que os haya gustado. Es que desde que leí la saga de Geralt de Rivia y jugué al The Witcher comprobé que ya estaba harto de las típicas historias de fantasía medieval (excepto de EsdlA) y por eso he querido innovar con esta pequeña historieta (de la que solo he escrito un capitulo no sé cuantos tendrá al final) en la que se da así un toque de ¿realismo?. Quería que el protagonista de mi historia no fuera el típico héroe tan buena que hasta resulta cansino, sino que fuera algo más siniestro y que no tuviera escrúpulos, y que se notara en su manera de actuar y de hablar.
Pronto publicaré el capitulo 2.

CAPÍTULO 2. Guerra de bandidos.
El Mago Guerrero estaba sentado en una mesa solitaria en una de las esquinas de "La jarra llameante", apartado de todos los demás parroquianos, consumiendo una cerveza y un buen asado. Entonces, la puerta de la taberna se abrió, y entraron varios enanos y humanos vistiendo armadura pesada y portando espadas, hachas y mazas. Se dispersaron por las diversas mesas de la taberna, pidiendo cerveza, vodka, licor, jugando a los dados, etc...
Uno de los enanos, que llevaba una larga barba negra, se acercó al Mago Guerrero.
-¡Leo! ¡Por la barba del Ancestro, me alegro de verte!
-Ah, Mariusz -sonrió Leo, el Mago Guerrero-. ¿Qué te trae a Masayev, tan al sur del Imperio del Norte?
-Un mercader, Abdul Ja-Maja, del Imperio del Sur que está afincado en Masayev, nos contrató y a mis chicos para escoltar un importante cargamento de armas y de armaduras ligeras de capa verde, así como provisiones y otros suministros, desde Toskov hasta aquí -explicó el enano, sentándose a la mesa de Leo. ¿Sabes lo que pienso, Leo?
-No lo sé, tampoco es que me interese -gruñó Leo con desgana-. Pronto partiré a la fortaleza de los Magos Guerreros, en las Montañas Grises, al noreste de aquí. Pero si te hace ilusión decirlo...
-Algo gordo se está cociendo -dijo Mariusz-. Hemos pasado por algunas ciudades antes de llegar aquí: los caballeros preparan sus espuelas y afilan sus espadas, las compañías mercenarias se mueven hacia el sur, se producen numerosos pedidos de armas a los herreros y armeros, tanto por parte de mercenarios como de soldados del ejército. Y todo dios está yendo para el sur. ¡Me cago en la leche, algo se está cociendo! Sin ir más lejos, hace una semana nos cruzamos con una tropa de guerreros elfos y enanos que iban directamente a los Pantanos del Límite. ¡Algo se...!
-Está cociendo, sí. ¿Guerra entre los dos Imperios, como siempre?
-Sí, pero esta vez de verdad. ¡Ya lo verás!
-De todas maneras, ¿ese mercader vuestro para que quiere suministros de guerra? ¿Va a fundar una compañía de mercenarios o algo por el estilo?
-Pertenece a una sociedad secreta que se opone a cierta organización llamada el Martillo de Guerra, que por lo visto está en el Imperio del Norte para preparar la invasión del Imperio del Sur -dijo Mariusz, bajando la voz-. La sociedad se llama "Árbol del Equilibrio", por eso lo de las capas verdes.
-¿Quieres que te diga la verdad, Mariusz? No me interesa mucho esos asuntos. Mientras pueda seguir matando y follando...
-Todo el día pensando en lo mismo -gruñó el enano-. Como se nota que eres un Mago Guerrero.
-Ya que es lo que se me da bien, tendré que hacerlo -gruñó Leo-. Desde que salvé a una puta el otro día, no he hecho más que follar... las malditas vienen aquí como las moscas a la mierda.
-Jaja, sigues siendo el mismo de siempre -se rió Mariusz.

Esa noche, cuando Leo salió de la taberna para tomar el fresco aire nocturno a la calle, se vio rodeado por cuatro hombres fornidos, que blandían garrotes y mazas. Vestían trajes rojos y morados, su símbolo era un hacha rodeado por fuego.
-¿Qué queréis? -inquirió Leo-. ¿Habéis traído a otra puta para que limpie mi lanza?
-Me temo que no, Mago Guerrero -dijo, con voz siniestra, un quinto individuo, el más fornido de todos-. Tengo un trabajo para ti, y una bolsa repleta de ducados si lo cumples.
-Soy todo oídos.
-Somos el Hacha de Fuego, una banda que ha gobernado las calles de Masayev por bastantes años. Yo soy su jefe, mi nombre es Chadwick. Pero ahora tenemos un problema con ciertos hijos de la gran puta.
-Como todos, supongo -gruñó Leo.
-No, éstos son una amenaza -dijo Chadwick-. Su nombre es el Martillo de Guerra. Tienen su base en las cloacas, y una entrada en las letrinas públicas, que por cierto son uno de sus principales negocios... Estorban nuestras actividades, violan a nuestras putas, como ya pudiste comprobar, han atacado a mis hombres hace unos días, cuando sobornamos a la guardia de la ciudad para que nos dejara pasar un cargamento de droga para dentro...
-¿Cobran a la gente por cagar?
-Naturalmente. Verás, mi banda y yo hemos contratado a un equipo mercenario de asalto acorazado de enanos y humanos. Su jefe es un tal Mariusz, que trabaja para un mercader rico. Quiero que los lideres en un asalto y que me traigas la cabeza del líder del Martillo de Guerra en Masayev, Assan Sivrak.
-Tendrás que pagarme 30 ducados.
-El precio serán 20.
-30 y ni un ducado menos.
-¿Qué me dices de 25 y una noche gratis con Fany y otras dos rameras pechugonas? Después de todo el Hacha de Fuego domina el negocio de la prostitución en Masayev...
-Trato hecho.
-El asalto a las cloacas será mañana a medianoche. El punto de encuentro de la tropa de Mariusz contigo será la taberna. Nosotros atacaremos las cloacas por otra entrada, diferente a la que vais a usar vosotros, y os ayudaremos flanqueando al enemigo. ¡Cuento contigo, Mago Guerrero!

A la mañana por la noche, el equipo de asalto de Mariusz (seis humanos con maza y cuatro enanos, Mariusz entre ellos, con hacha, todos con armadura pesada), siguieron a Leo hasta la entrada de las letrinas, vigilada por seis hombres con el uniforme del Martillo de Guerra. El asalto fue frenético. Leo, aprovechando su mayor rapidez, pronto se plantó, blandiendo el mandoble, delante de los del Martillo de Guerra, y de dos tajos les cortó la cabeza a dos. De un hachazo, Mariusz le cortó las piernas a otro, que fue rematado por un mazazo de uno de los hombres de Mariusz. Leo paró sin dificultad un espadazo de otro de los del Martillo, al que otro humano le partió la cabeza de un fuerte mazazo. Los dos que quedaban huyeron. Leo señaló a uno mientras formulaba un hechizo, un dardo mágico envolvió en fuego al bandido mientras corría y se oyó su grito. Por otro lado, Mariusz lanzó su hacha en dirección al otro, que se clavó en la espalda del otro después de un breve vuelo.
-Caen como moscas -sonrió Mariusz-. Mis hombres casi no han necesitado intervenir, entre tú y yo hemos matado a seis en menos de un minuto...
-Eso es que estamos en forma -dijo Leo-. Vamos para adentro.
De debajo de una letrina partía un pasadizo hacía las cloacas, donde montaban guardia dos soldados del Martillo de Guerra, ya con armadura.
-¿Cómo habéis entrado? -dijo uno de ellos al ver aparecer a Leo, Mariusz y a los demás guerreros.
-Por el cagadero -gruñó Mariusz.
-Eso da igual, vais a morir por desafiar al Martillo de Guerra...
Leo le dio un fuerte y rápido puñetazo justo por debajo de la barbilla, partiéndole el cuello. El soldado que quedaba cayó sin que nadie le atacara... por delante...
Chadwick y un grupo de seis individuos fornidos, blandiendo hachas de mano y dagas, con el uniforme de la banda del Hacha de Fuego, aparecieron por detrás. Chadwick sacó la daga de la nuca del soldado.
-Veo que no habéis tenido bajas.
-De momento no -dijo Mariusz.
-Bueno, basta de cháchara, es hora de matar -dijo Leo, empuñando su mandoble, y yendo hacia el otro extremo de las alcantarillas de una rápida carrera, donde había otros cuatro bandidos del Martillo de Guerra, que sacaron sus espadas y mazas al ver a Leo acercarse. Uno trató de darle un mazazo en el hombro al Mago Guerrero, pero Leo lo esquivó, mientras se sacaba la daga del cinturón y se la lanzaba a otro, clavandósela en el corazón. Luego, aprovechando la confusión, lanzó un fuerte y rápido golpe descendente, cortando a otro de los individuos desde el hombro hasta el corazón. El tipo cayo muerto. Los dos restantes atacaron (uno por delante y otro por detrás) a Leo, que dio una ágil pirueta en el aire esquivando los mazazos. Entonces, un grupo de mercenarios acorazados humanos, que habían llegado antes que los enanos de Mariusz y los bandidos de Chadwick, atacaron a los dos bandidos del Martillo de Guerra, partiéndoles la cabeza a ambos con fuertes mazazos.
-Para eso os podiaís haber ido a follar con las putas de Fany -les dijo Leo a Chadwick cuando estuvieron todos al lado de una verja, que daba a la base del Martillo de Guerra-. ¡Si estoy haciéndolo todo yo!
-Para eso cobras bastante más que nosotros -dijo Mariusz-. Yo sólo cobro 5 ducados por esto y cada uno de mis chicos 2, lo suficiente para gastar en la taberna durante...
-Basta -gruñó Leo-. Voy a abrir la puerta...
-Se necesita una llave -dijo Chadwick, mirando un cerrojo-. Y no la tenemos.
-Déjate de bobadas -dijo con desprecio Leo, señalando el cerrojo de la puerta mientras pronunciaba una fórmula mágica. La puerta se abrió. Entonces, una avalancha de guerreros del Martillo de Guerra salieron de detrás de la puerta, atacando al grupo.
Sin embargo, los mercenarios de Mariusz estaban bregados en luchas y batallas, y, en medio de la tormenta de espadazos, dagazos, hachazos y mazazos que se sucedió, sólo cayeron dos de los bandidos de Chadwick y todos los guerreros del Martillo de Guerra. Leo no intervino, estaba sonriendo.
-Podrías haber ayudado, que para eso cobras bien -refunfuñó Chadwick.
-¿Para qué? Os las habéis arreglado muy bien, chicos -dijo Leo, despectivamente-. Bueno, me voy a por Assan Sivrak. Esperadme aquí. Y, Chadwick...
-¿Sí?
-Dile a Fany que quiero una limpieza de lanza como Dios manda, no lo del otro día.
-Así lo haré -gruñó Chadwick. Se notaba que al bandido no le gustaba el Mago Guerrero, pero que lo necesitaba.
Leo traspasó la puerta, y avanzó por un pasillo. Llegó a un despacho, en el que solo había una mesa y varias banquetas destartaladas y cubiertas de dados y por un mapa del Imperio del Norte, así como varios papeles y mapas y varios cigarrillos de marihuana. Dos bandidos del Martillo de Guerra, de los que llevaban armadura y blandían espada estaban allí.
Uno de ellos lo atacó, pero no le fue muy díficil a Leo atravesarle con la daga el corazón.
-Me recuerdas a esa Maga Guerrera que capturamos hace un mes y que enviamos a nuestra base en la aldea de Sewillz -dijo entonces el soldado del Martillo de Guerra que todavía quedaba.
-¿Eres Assan Sivrak?
-Sí.
-Primero me vas a decir más sobre esa Maga Guerrera. Luego vas a morir. ¿Entendido o tengo que hacerte un croquis para que lo comprendas?
Assan no contestó, en vez de eso, desenvainó la espada y le lanzó un golpe lateral a Leo, que lo esquivó rápidamente. El Mago Guerrero empezaba a sentir ganas de matar, como le pasaba cuando luchaba. Se sentía sediento de sangre, hambriento de muerte, emocionado por el fragor de la lucha. Pero, esta vez no podía matar... al menos no demasiado rápido. Tenía que averiguar más sobre esa Maga Guerrera. Así que en vez de atacar, se limitó a esquivar y a parar los golpes de Assan. Luego, le dio una patada en el pecho al bandido, derribándole. La espada de Assan cayó por el suelo, y de una patada la apartó Leo. Luego se dirigió a Assan.
-Se acabó el baile, cabrón. ¿Quién era esa Maga Guerrera?
-Se llamaba Irina o algo por el estilo. Era una rubia que estaba muy buena y a la que la armadura y el mandoble le sentaban muy bien -dijo, frenéticamente, el bandido-. La violamos, la torturamos y la interrogamos, pero nada nos dijo. Así que la envié a donde está el mejor torturador del Martillo de Guerra, en la aldea que ya mencioné...
-¿Sewillz?
-Sí. Allí se la sonsacará...
No tuvo tiempo de terminar, Leo le cortó la cabeza. Salió afuera.
-Págame, Chadwick -dijo-. Me tengo que ir de Masayev...
-Toma, 25 ducados -dijo el bandido, tendiéndole una bolsa repleta de ducados de oro-. ¿Qué hay de la noche con Fany y sus rameras?
-Tengo cosas más importantes que hacer... pero el pago está incompleto, así que volveré cuando me dé la gana y me cobraré el precio en los chochos de ellas, ¿entendido?
-Entendido -dijo Chadwick, alejandóse con sus bandidos, que fueron seguidos por los mercenarios de Mariusz, excepto el propio enano.
-¿A dónde vas a ir ahora, Leo?
-A Sewillz, ahí unos cuantos hijos de perra allí que tienen prisionera a una de las Magas Guerreras...
-¿Otra como tú pero en mujer?
-Sí. Nos volveremos a ver, viejo amigo.
-Cuidado con quien llamas viejo, Mago Guerrero, tú ya ibas matando gente por ahí cuando yo nací. Nos veremos
El enano siguió a los hombres de Chadwick y a sus propios hombres. Leo pronunció en voz baja una fórmula mágica y desapareció en el aire de las cloacas de Masayev.

jaja el mago guerrero no perdona a ninguna, ahora ya va por agarrar a la maga XD

Si señor así me gusta. Vaya con el mago guerrero. Bonita historia

Muy buena historia Loco!!!! Así da gusto participar en el foro!!!!

Saludos!!!!

al dia con la historia
y esperando mas andanzas del mago guerrero

Buen aporte y buena historia

Muy buenas historias Deberias escribir un libro Ahora en serio, te ha quedado una historia muy a lo Geralt de Rivia Sin duda, serias un terrible rival para Andrzej Sapkowski Quien ganaria? Su brujo (Geralt) o tu Mago Guerrero? Bueno, sin duda, yo apuesto por Geralt pero seria un combate digno de ver

Yo creo que gana mi Mago Guerrero porque es un bestia con muchos menos escrúpulos, pero bueno, sería muy digno de verse, Geralt es hueso MUY duro de roer , en un combate mueren los 2, en carisma Geralt es mucho más carismático.
En breve pondré por aquí el Capitulo 3 de esta historia

CAPITULO 3: Choque en Sewillz.
Leo apareció al otro lado del puente de entrada de Sewillz. Era un largo puente de madera que separaba el pueblo del camino a Masayev, permitiendo a los viajeros pasar el río.
Se acercó al puente. Allí vigilaban dos milicianos portando alabardas y casacas de cuero (hechas por el herrero local, Sewillz solo contaba con milicia no-profesional, el ejército del Imperio del Norte no estaba nunca estacionado allí).
-¿Qué buscas, viajero? -inquirió uno de los milicianos, desconfiado.
-Al Martillo de Guerra y a la Maga Guerrera que es ahora mismo su prisionera -dijo hoscamente el Mago Guerrero.
-No deberías hacerlo -dijo el miliciano, asustado, bajando la voz-. El Martillo de Guerra es la primera autoridad en esta aldea, lo saben todos por aquí. Tienen como prisionero permanente también al antiguo alcalde de la villa y al alguacil, ahora la villa está dirigida por uno de sus hombres, Dick. Y nuestro sacerdote está aliado con ellos...
-Nunca un "enviado de Dios" me ha detenido -dijo Leo-. Y tampoco una banda de idiotas que han controlado esta ciudad por no tener oposición. Los pasaré a todos por la espada si es necesario.
-Eso no es prudente, señor -balbuceó el miliciano-. Te matarán y luego la milicia pagará con torturas el haberte dejado entrar...
-¡Calla, mendrugo! Soy un Mago Guerrero y si me propongo algo no me detiene nadie!
Leo empujó a los dos milicianos a sendos lados del puente y lo cruzó, tranquilamente. Cuando llegó al otro lado, un piquete de unos seis milicianos con alabardas y un soldado con la armadura del Martillo de Guerra y una espada le detenieron. A un gesto del soldado, los milicianos extendieron sus alabardas hacia Leo.
-¿Y vosotros que queréis? -preguntó cansinamente el Mago Guerrero.
-Así que montando jaleo -sonrió el soldado del Martillo de Guerra-. Y preparando agresión contra las autoridades políticas y religiosas del poblado... eso se condena con muerte a la hoguera por parte de nuestro buen sacerdote... Máxime tratándose de un Mago Guerrero, esos guerreros sobrenaturales que son una afrenta para el resto de la raza humana...
-¿Has terminado tu discurso? ¿Dónde tenéis a Irina la Maga Guerrera? -inquirió, con voz hosca, Leo.
-No te preocupes, pronto le harás compañía -sonrió el soldado del Martillo de Guerra-. Y has añadadido otro cargo a tu larga lista... insultar al alguacil de la villa...
-Querrás decir al usurpador del puesto de alguacil -dijo Leo, sintiendo que le quemaban las entrañas. Ya le estaba entrando la habitual furia y sed de sangre.
-Se acabó la charla, cabrón -dijo el usurpador de alguacil-. ¡Prendedle, muchachos!
Sosteniendo sus alabardas, los milicianos avanzaron hacia Leo, que formuló un hechizo. Una terrible fuerza mágica telequinética los mandó a todos unos veinte metros detrás del soldado-alguacil del Martillo de Guerra. Entonces, Leo se sacó con una rápidez terrible la daga del cinturón y se la lanzó al alguacil del Martillo de Guerra. Le atravesó la frente y el usurpador murió al instante.
Entonces, uno de los milicianos que guardaban el puente por el camino se acercó sigilosamente a Leo, habiendo apartado su alabarda y portando una pesada maza en la mano. Le dio en la cabeza al Mago Guerrero con toda la fuerza posible. Leo se tambaleó, sorprendido, mientras trataba de echarse la mano a la empuñadura de su mandoble. El miliciano le dio otro fuerte golpe de la maza en el pecho, aplastando una de las placas de acero de la armadura pesada del Mago Guerrero, dificultándole la respiración. El Mago Guerrero cayó derribado al suelo. Entonces, sintió otro golpe, todavía más doloroso, de maza en la nuca...

Se despertó en una celda subterránea sin ventanas. Estaba tumbado en el suelo, con grilletes en los pies y manos. Tampoco tenía la armadura, sus captores se la habían cambiado por una ropa blanca con jirones que casi no cubría el frío que hacia en la celda. Naturalmente, no vio cerca tampoco ni su mandoble ni su daga.
"Probablemente esos hijos de puta tienen mi armamento. Y como estoy atado de manos, tampoco puedo hacer ningún hechizo. ¡Me cago en mi estampa!", pensó Leo.
Entonces, se abrió la puerta de acero de la celda. Una mujer alta, delgada y esbelta entró, arrastrada por dos matones del Martillo de Guerra. Su ropa, aún más ajustada de manera que los captores pudieran mirarla el ombligo y el trasero, estaba para las últimas, pronto se soltaría. Naturalmente, también estaba atada de pies y manos. Su rostro estaba lleno de cicatrices y cortes, marca de las torturas a las que había sido sometida durante los últimos días. Eso sí, un largo y rizado pelo castaño le caía de la cabeza hasta más allá de los hombros, y sus ojos despedían el habitual fulgor gris pálido de los ojos de los Magos Guerreros. Una verdadera belleza, observó Leo. Las putas de Masayev quedaban muy lejos por detrás de ella en ese aspecto.
Al ver a Leo observando a la mujer embelesado, uno de los matones sonrió perversamente.
-Ya veo en lo que estás pensando. Pues no creo que podáis follar mucho atados los dos de pie y mano...
-Bastardo... -dijo el Mago Guerrero. El matón se acercó y le dio un fuerte puñetazo en la cara.
-Aprende a mostrar algo de respeto, gusano...
-Ya te daré yo a ti quién es un gusano -balbuceó el Mago Guerrero.
El matón le dio otro fuerte puñetazo al Mago Guerrero. Mientras tanto, el otro matón le dijo a la mujer:
-Recuerda, Irina, que mañana te tocan mamadas más abajo, de acuerdo.
La mujer (presumiblemente la Maga Guerrera capturada por el Martillo de Guerra) torció el morro, asqueada, pues no debía ser la primera vez (al fin y al cabo, recordó Leo, Assan Sivrak el jefe del Martillo de Guerra en Masayev había mencionado algo de un mes de cautiverio sobre ella). Entonces, los matones se marcharon, cerrando la puerta detrás de ellos.
-¿Eres tú, Leo? -preguntó, ronca, la Maga Guerrera.
-Sí que lo soy.
-¿Cómo pueden haberte capturado? Pero si tú matas gente como quien se tira pedos...
-Golpes bajos, Irina, golpes bajos -dijo el Mago Guerrero-. Aunque por lo menos mandé primero al infierno a aquel "alguacil" del Martillo de Guerra... igual debería haber hecho lo mismo con los otros hijos de la gran puta de los milicianos...
-Eso sería un error -suspiró Irina-. Son simples campesinos con alabardas, casacas de cuero y alguna maza, sin casi instrucción de combate. Y no son mala gente, por lo menos no la mayoría, pero se ven obligados a obedecer al Martillo de Guerra para que este no mate ni a sus familias ni a ellos mismos... El que si que es un hijo de perra es el cura local, el sacerdote... está aliado con el Martillo de Guerra, y ha presenciado algunas de las torturas que me han inflingido esos cabrones...
-¿Cuántos son del Martillo de Guerra aquí? -le interrumpió Leo.
-Veinte más o menos... pero usan a la milicia para no arriesgar a sus hombres...
-Bah, tarea fácil para dos Magos Guerreros con experiencia y muchas muertes a la espalda como somos tú y yo... y luego, si quieres...
-Ya estás pensando en lo de siempre... -suspiró la Maga Guerrera-. Bueno, ya veremos...
-Entonces, ¿cómo escapamos de aquí?
-Deberías intentar atacarles TÚ cuando te lleven a torturas -dijo Irina-. Aunque a mí también se me da bastante bien matar... no soy tan cruel ni despiadada como tú, así que...
-Entonces está hecho -dijo Leo-. Me librare de esos grilletes cuando me lleven a torturarme...

No hubo de esperar mucho para eso, dos matones del Martillo de Guerra entraron a las dos horas en la celda, y, después de dirigirle unas miradas lascivas a Irina, se alejaron arrastrando a Leo y cerrando la puerta tras de sí.
Llevaron a Leo a un cuarto oscuro que solo estaba iluminado por el fuego de una chimenea. La sala estaba llena de instrumentos de tortura: un potro por aquí, una cuerda de garrucha por allá, un cepo... Un soldado del martillo de guerra con capa azul (el usurpador del puesto de alcalde de Sewillz, supuso Leo), y un sacerdote vistiendo una túnica blanca y llevando en su mano derecha un crucifijo de plata, estaban allí, listos para contemplar el dantesco espectáculo...
Uno de los matones le quitó los grilletes del pie, mientras el otro sostenía unos grilletes de los que colgaba de una cadena una bola de unos veinte pisos. La garrucha. Pero Leo no se iba a dejar torturar tan fácilmente por esos bastardos... una vez con los pies liberados, dirigio una patada a la entrepierna del matón que le había quitado los grilletes, haciendole temblar. Entonces, el otro matón le lanzó el grillete con bola, que Leo esquivó como pudo. El sacerdote no estuvo tan rápido, y, la bola le acertó en la cabeza. El cura entonces empezó a maldecir en nombre de Dios y de los santos, mientras el jefe de los matones le sostenía con sus brazos para que no cayera al suelo.
Leo aprovechó la ocasión para lanzarse hacia uno de los instrumentos de tortura, una sierra... esta cortó por la mitad los grilletes que le esposaban las manos. Entonces, sosteniendo un hacha de leñador en sus manos, el matón que le había lanzado en un principio los grilletes con bola se acercó hacia él, blandiendo el hacha en un fuerte golpe, tratando de matar al prisionero rebelde. Pero Leo esquivó el hachazo, moviéndose hacia su derecha y luego giró, lanzando un potente puñetazo mientras pivotaba al matón, dándole un golpe tan fuerte en la nuca que lo derribó al suelo. Entonces, una vez que el cura se recuperó de su golpe, el alcalde del Martillo de Guerra le lanzó de vuelta el grillete con bola. Leo sonrió, y, apuntando con su dedo a la bola, formuló un hechizo. La bola voló hacia el otro matón, que en ese momento se acercaba hacia él blandiendo una espada con una de las manos, dandole en toda la cabeza con tal fuerza que se la partió... Con un matón muerto y el otro aturdido, el cura medio aturdido, el soldado-alcalde del Martillo de Guerra se vio obligado a intervenir, cogiendo la espada del matón muerto. Entonces, un miliciano entró en la estancia:
-¡Señor, la aldea es atacada por... elfos, enanos... y soldados con armaduras de capa verde...! -balbuceó el miliciano. Entonces, cayó, probablemente causa a las grandes heridas que le afectaban.
-Debe ser ese fastidioso Árbol del Equilibrio -suspiró el jefe-. Venga, vámonos todos a defender la aldea, que tengo un plan...
Sorprendentemente, todos se olvidaron del Mago Guerrero. El alcalde y el cura salieron corriendo escaleras arriba, mientras que el matón restante intentó seguirlos. Leo cogió el hacha que había tirado por el suelo, y se lo lanzó, atravesándole al completo la espalda, matándole.
Entonces, Leo salió de la habitación. Al lado había un almacén de trastos. Distinguió en la esquina dos mandobles y dos dagas de Mago Guerrero así como su propia armadura pesada y otra, que pesaba menos y que se ajustaba a la estilizada silueta de una Maga Guerrera...
Después de vestirse su armadura y de atarse su mandoble a la espalda y de ceñirse su daga al cinturón de su coraza, cogió las armas y la armadura de Irina y se volvió a la celda.
Allí, se deshizo de los grilletes suyos (todavía tenía las argollas de los grilletes en las muñecas aunque pudiera usar los brazos con libertad) y de los de la Maga Guerrera. Entonces, formuló un nuevo hechizo. Todas las señales de las torturas a las que Irina había sido sometida durante su largo cautiverio desaparecieron.
-Gracias -suspiró Irina-. Lo has hecho muy bien, pocos Magos Guerreros se habrían liberado durante una tortura como tú... yo sin ir más lejos no he sido capaz...
-No hay tiempo, hay una batalla en la aldea -explicó Leo mientras Irina se ponía su armadura y se armaba a sí misma-. Un grupo de mercenarios del Árbol del Equilibrio, seguramente enviados por el mercader Abdul Ja-Maja desde Masayev, está atacando al Martillo de Guerra... Una perfecta ocasión para matar...
-Y luego follar conmigo -sonrió Irina-. Vaya, seguro que sí. ¡Vamos!
Entonces entró un enano, vistiendo armadura ligera y con una capa verde a la espalda, blandiendo un hacha.
-¿Sois Magos Guerreros?
-Sí. ¿Qué hacéis aquí? -inquirió Leo con desconfianza.
-Una larga historia -dijo la melodiosa voz de un medioelfo que empuñaba una espada empapada de sangre-. Demasiado larga cuando el Martillo de Guerra y ese endemoniado sacerdote están manteniendo rehenes campesinos en la posada de la aldea y amenazan con matarlos a todos si no detenemos el ataque...
-¿Cuántos sois? -interrumpió Leo.
-Cincuenta eramos, aunque algunos camaradas han caído en el ataque -dijo el medioelfo-. Pero también nos hemos cargado a unos siete del Martillo de Guerra y hemos matado a bastantes de esas herramientas llamadas milicianos... ah, y hemos liberado a un par de gordos que dicen ser los antiguos alcalde y alguacil de la villa...
-Seguramente lo serán -intervino Irina-. El Martillo de Guerra los hizo prisioneros y usurpó sus cargos en Sewillz...
-Ah, eso lo explica todo -dijo el medioelfo-. Como por ejemplo por qué los milicianos luchan por su lado...
-¡Daos prisa en acabar que sino no va a haber nadie a quien matar cuando salgamos! -intervino Leo, ansioso.
-Pero...
Salieron afuera. Tanto elfos como medioelfos, humanos y enanos con la capa verde del Árbol de Equilibrio merodeaban por ahí, retirando y tirando al río los cadáveres de milicianos, mercenarios, soldados y matones, campesinos, etc... muertos en el choque de Sewillz. Entonces, de detrás de unos barriles, un bandido del Martillo de Guerra con un arco disparó una flecha en dirección al grupo que salía de la cabaña, matando al enano que acompañaba al medioelfo, Leo e Irina. Leo salió corriendo, empuñando con una mano su mandoble, hacia el bandido, que le disparó otra flecha mientras corría. Leo la esquivó y le cortó la cabeza con mucha rápidez. Entonces, dos milicianos con alabardas le atacaron. Con su mandoble, Leo desvió la trayectoria de las armas y entonces hizo un molinete con su mandoble, cortandole una vena del cuello a uno, y atravesándole el corazón a otro.
-Impresionante -murmuró el medioelfo.
Entonces, llegó un humano del Árbol del Equilibrio empujando a un campesino hacia el medioelfo.
-Comandante Santhas, aquí tengo un rehén que he capturado cuando salía a mear de la posada...
-¡Pérdonenme la vida! -sollozó el campesino-. ¡Puedo enseñaros un camino trasero para entrar en la posada y rescatar a los rehénes!
-¿Cuántos del Martillo de Guerra aguantan dentro de la posada?
-Unos diez contando al jefe, y el cura también está con ellos.
Leo se acercó.
-Magos Guerreros, tenemos una misión para vosotros.
-¿De qué se trata? -preguntó Leo con hosquedad.
-Matar a los hombres restantes del Martillo de Guerra -dijo Santhas el medioelfo-. Os pagaremos bien...
-¡Yo lo haré sin cobrar! -bramó Irina-. ¡Me vengaré por las torturas y violaciones a las que me han sometido!
-Aunque no me guste quedarme sin paga, yo también te ayudaré -dijo Leo-. ¡Les enseñaremos que los Magos Guerreros matamos sin piedad!
-Entonces id, luego hablaremos en profundidad -dijo Santhas-. Ah, una cosa, campesino, ¿qué hay de la milicia?
-La mayoría han huido, aunque hay algunos que están dispersos por la aldea saqueando las casas...
-Nos ocuparemos de ellos -dijo Santhas-. Luego mandaremos exploradores a reunir a los milicianos que han huido para traérselos al alcalde...
El campesino fue corriendo entre las casas, seguido por Leo e Irina. Acabaron llegando a una de las esquinas de la posada. El campesino tocó en una de las tablas de madera del edificio, que cayeron hacia dentro, aplastando a un guerrero del Martillo de Guerra. Irina se apresuró a rematarle mientras Leo, con el mandoble en la mano entró. Un matón con un mayal intentó atacarle pero Leo fue más rápido que él y le cortó la cabeza. Entonces, de un salto Leo se metió detrás de la barra de la posada, donde estaban el cura, el jefe del Martillo de Guerra y un posadero, prisionero.
Sin terminar de caer, Leo le lanzó la daga al sacerdote, atravesándole el pecho de la túnica blanca y matándolo al instante. El jefe cogió un cuchillo de carnicero y se lo puso alrededor del cuello al posadero, bramando:
-¡Si te acercas más lo mato, cabrón!
Leo sonrió y formuló un hechizo, que impulsó al jefe hacia detrás, estampandole en una pared de madera. El posadero cogió el cuchillo de carnicero y destripó al jefe él mismo.
Viendo lo ocurrido, todos los rehenes campesinos se lanzaron hacia los hombres restantes del Martillo de Guerra. Éstos intentaron defenderse, pero estaban claramente superados, y no tardaron en morir, aunque mataran a algunos campesinos antes de caer definitivamente.

Por fin volvió la calma a Sewillz. Los exploradores del Árbol del Equilibrio trajeron de vuelta a la aldea a los milicianos huidos, que, después de arrepentirse de sus acciones, volvieron a sus puestos de guardia bajo el control del antiguo alcalde y del antiguo alguacil. El comandante Santhas el semielfo también aportó algunos guerreros del Árbol del Equilibrio para traer de vuelta la paz y la tranquilidad cuanto antes a la diezmada aldea. Se quemaron o tiraron al río los cadáveres de todos los muertos aquel día.
El comandante Santhas, rodeado por lo más granado de su compañía, se puso en marcha de vuelta a Masayev. Leo e Irina le acompañaron. El semielfo les reveló que sabían desde hacía tiempo que el Martillo de Guerra se había establecido en Sewillz por lo que ese ataque llevaba un tiempo planeado. También dijo que les iba a conducir para charlar con el líder del Árbol del Equilibrio, el mercader Abdul Ja-Maja.

FIN DEL CAPITULO 3

No se yo a Irina las ganas que le quedarian de hecharle un polvo a leo despues de un mes de "limpiar sables" a la fuerza.... a menos que no le disgustara tanto...
Por cierto... Nombras a Irina como si la conociera de toda la vida, creo que te toca, una historia "flashback", para ver donde se conocieron, pero eso cuando la accion esté en todo lo alto para que nos quedemos con la intriga jejeje. Tambien seria interesante, saber que ha hecho a Leo ser quien es ¿No?
Pd: bien esta lo de darle nombre al prota, Ya me estaba cansando de que lo llamaras siempre el "mago guerrero", en la primera historia te repites mas que un plato de fabada.

Por lo demás muy bien, me va gustando.

Muy bueno Loco..y de seguro leo conoce a la maga porque ya se la habra pasado para la cueva por ahi jejej

No os preocupéis que hay ciertos asuntos que se aclararán a su debido momento... el proximo Capitulo adelanto que van a pasar cosas mas o menos sorprendentes. Eso si, no va a haber narraciones en forma de flachsbak, pero todo se aclarará... aunque no el proximo Capitulo, ese es para introducir otra rama de la trama todavia mas importantes que las introducidas hasta ahora...

Que interesante. Esperamos gustosos

Que bueno leerte y saber que continua !!!! Animo con la historia Loco!!!!

Saludos!!!!

CAPÍTULO 4. Chanchullos.
Después de varios días de marcha, la compañía del medioelfo Santhas en la que iban Leo e Irina llegó a Masayev. Allí, se dirigieron de inmediato a una lujosa mansión localizada en el Barrio del Comercio, el barrio de los ricos de Masayev.
En el salón de la mansión había tanto más guerreros del Árbol del Equilibrio así como soldados del ejército del Imperio del Norte y guardaespaldas mercenarios contratados para proteger al propietario de la mansión, el mercader Abdul Ja-Maja. Entre esos guardaespaldas se encontraba el enano Mariusz, uno de los contados amigos de Leo, así como un caballero del Imperio del Norte que, cubriendo su cara con un yelmo, afirmaba ser el condestable de Masayev y uno de los principales nobles aliados de Abdul Ja-Maja en sus, hasta ahora misteriosos, propósitos políticos. Otro que merodeaba por allí era, sorprendentemente, el bandido Chadwick. Había otros personajillos, como un sacerdote que decía (sorprendentemente, dado que los sacerdotes eran poco inclinados a pensar en el bien del pueblo) que había que evitar la guerra para salvar vidas; un hechicero que se cubría completamente con una túnica y un gorro puntiagudo rojo. El jefe de toda esta convención era un mercader de ricos ropajes y tez oscura (lo que le indicó a Leo que provendría del desierto que se encontraba en las profundidades del Imperio del Sur).
-Bienvenido de vuelta, comandante Santhas -dijo Abdul Ja-Maja, el mercader, en un tono de voz pausado y preocupado-. Informe de inmediato de la misión.
-Llegamos allí con la aldea revuelta de arriba abajo por el Martillo de Guerra –dijo el medioelfo escuetamente-. Al vernos, uno de esos bandidos ordenó a los milicianos de la aldea que nos atacaran así que entramos a la carga. Hemos sufrido algunas bajas pero conseguimos acabar con el jefe y sus principales hombres así como reponer a los antiguos jefes de la aldea y reunir a los milicianos que huyeron para que protegieran la aldea. También dejé a varios de mis hombres para que ayudaran a restaurar el orden allí. Después de eso, tienen órdenes de ir a reunirse con nuestra base en los Pantanos del Límite.
-Bien hecho –dijo el mercader-. ¿Y éstos dos? Por el brillo de los ojos deduzco que son Magos Guerreros, he de suponer que son los que buscamos…
-El mago Leo y su antigua aprendiza, Irina –anunció el enano Mariusz-. Tal y como ya te dije, señor.
-Ya veo –sonrió el mercader-. Así que tú eres un Maestro de gran prestigio dentro de los Magos Guerreros y ésta es tu antigua aprendiza, ahora una Maga Guerrera…
-En efecto –dijo Leo, frunciendo el ceño con un gesto más hosco de lo habitual en él. A la vez, se acercaba a Irina, que también estaba sorprendida, y se olía problemas.
-No te pongas desconfiado –dijo Abdul Ja-Maja-. Mariusz ya nos ha contado todo lo relativo a ti en lo que se refiere a tu relación, “infrecuente” con Irina… pero la organización que yo lidero no quiere tener por enemigos a los Magos Guerreros, de hecho, busca protegerlos de…
-Eres un necio si crees que los Magos Guerreros necesitamos tu protección –le espetó Leo-. Si quisiéramos, podríamos terminar con todos vuestros patéticos guerreros, mercader… ¿y qué hace exactamente vuestra banda de payasos de capa verde?
-Si n la cual no habríais podido escapar de Sewillz –dijo Santhas.
-Yo ya estaba buscando nuestra fuga cuando…
-¡Basta ya, hijos! –intervino el sacerdote-. Debemos permanecer unidos si queremos cumplir nuestro objetivo de…
-Cállate, cura, no necesitamos consejo de gente como tú –le espetó Irina. Leo sonrió, parecía que ciertas cualidades pasaban de maestro a aprendiza…
-¡Callaos ya todos de una maldita vez! –intervino el hechicero-. Abdul Ja-Maja persigue un objetivo noble como es evitar una guerra entre los dos Imperios que se cobrarían miles de vidas, y eso sólo se puede hacer si los Magos Guerreros nos apoyáis contra el Martillo de Guerra y contra los Magos Guerreros que han jurado lealtad al Imperio del Sur…
-¡Eso es imposible! –dijo Irina, frunciendo el ceño-. Si los Magos Guerreros, si bien se dedican a matar, nunca se meten en guerras de tal calibre…
-Cosa que tu querido maestro ya ha hecho, cuando ha empezado a matar gente del Martillo de Guerra –intervino Chadwick.
-¿Pero qué coño tiene que ver el Martillo de Guerra con una guerra entre los dos Imperios? –intervino Leo, que a todas luces ya estaba perdiendo la paciencia.
-Mucho –intervino Abdul Ja-Maja-. El Martillo de Guerra es una fuerza secreta que se infiltra en el Imperio del Norte preparando la invasión, y busca la manera de acabar con los Magos Guerreros que no sirven al Imperio del Sur…
Leo e Irina estallaron en carcajadas…
-¿Cómo van esos tíos a ponernos en problemas a todos los Magos Guerreros que permanecemos fieles a la Organización? –preguntó Leo.
-Irina ya ha probado la maldad del Martillo durante un mes –le espetó Santhas-. Y tú mismo has estado prisionero de ellos…
-De eso a acabar con todos los Magos Guerreros hay un largo trecho, medioelfo –le espetó Leo.
-¡Si todos sois como tú, pero menos habilidosos como dice Mariusz eso es más posible de lo que crees! –estalló el medioelfo-. ¡Tú lo que te tienes es sobreestimado a ti mismo!
-Díselo a todos los que han muerto tratando de interponerse en mi camino –dijo Leo, con voz gélida.
-Deberíamos centrarnos más en el tema que aquí nos ocupa –intervino el hechicero-.
-Bueno, ¿vas a ayudar al Árbol del Equilibrio? –dijo Abdul Ja-Maja-. Muchas cosas dependen de ello…
-No me pienso meter en vuestros chanchullos –espetó Leo-. E Irina tampoco…
-Déjala a ella decidir, tú no tienes derecho a decidir por ella –intervino el caballero noble.
-Cállate, yo en ningún caso os ayudaría a…
-¿A evitar una guerra a gran escala? –preguntó Santhas-. ¿Y tampoco nos ayudarías a acabar con el Martillo de Guerra para vengarte por el mes de sufrimiento que te han inflingido?
-Oigo pasos –intervino, hosco, Chadwick-. Deberíamos tener cuidado…
En el mismo momento en el que el bandido habló alguien, camuflado entre los guardaespaldas de Abdul, le disparó un dardo con una ballesta de muñeca. El dardo le atravesó el cuello al bandido… Pronto Mariusz, el noble caballero, el hechicero, el sacerdote y los guerreros del Árbol del Equilibrio se pusieron en torno a Abdul Ja-Maja para protegerlo del traidor… Por su parte, Leo e Irina se llevaron las manos a las armas (aunque ninguno de los dos estaba dispuesto a proteger al mercader sureño). Santhas se llevó la mano a la espada y atacó al traidor, que le lanzó una daga, atravesándole el pecho al medioelfo. Después de eso, los demás guardaespaldas se lanzaron sobre él y le cortaron el cuello… pero entonces, por la puerta entró un grupo grande de gente con armaduras negras y chaquetones oscuros… soldados del Imperio del Sur…
Empezó un combate entre guardaespaldas y soldados. Durante el combate el hechicero formuló un hechizo que envolvió en llamas a todos los guardaespaldas y soldados, matándolos a todos sin excepción…
-Eso ha sido una burrada –le espetó Mariusz.
-Una burrada necesaria –dijo el hechicero.
Entonces, dos personajes vestidos con armadura pesada del mismo diseño que la de Leo e Irina entraron. Llevaban, además, capuchas de color negro con franjas azules… Blandían mandobles y llevaban dagas atadas al cinturón… como los Magos Guerreros pero con capucha…
Uno de ellos atacó a Irina, que esquivó con mucha agilidad uno de los golpes mientras se llevaba la mano a la espalda para sacar el mandoble de su vaina. Al ver eso, Leo sacó su propio mandoble… no iba a permitir que aquel misterioso cabrón se la cargara… Dio un salto en el aire y cayó a la espalda del atacante, mientras que Irina le afrontaba de frente con el mandoble en alto…
Mientras tanto, el otro atacante, con una gran habilidad, dio un gran salto que le permitió llegar rápidamente a donde estaban Abdul Ja-Maja y su escolta… al ver sus habilidades, todos los guerreros del Árbol del Equilibrio huyeron miserablemente, dejando a Abdul sólo con el atacante y su propia escolta.
El caballero fue el primero en reaccionar, desenvainando la espada. Pero fue demasiado lento, de una hábil estocada el mandoble del atacante le atravesó la pechera de la armadura y le clavó en su pecho izquierdo el mandoble, atravesándole el corazón… el sacerdote, dejando lucir un pequeño estilete por las mangas de su túnica, corrió hacia el atacante, pero éste le lanzó su propia daga al pecho, matándole. El hechicero trató de formular un hechizo pero fue demasiado lento, el atacante le cortó limpiamente el cuello mientras intentaba formular su hechizo… Sólo quedaban Mariusz y Abdul en pie…
Hasta aquel momento, entre Irina y Leo habían conseguido mantener a raya al atacante con el que lidiaban, llegándole incluso a alcanzarle un poco en un costado de la capucha… pero, viendo los estragos que hacía el atacante que iba a por la escolta de Abdul (claramente más habilidoso que aquel con el que luchaban los dos Magos Guerreros), Leo decidió ocuparse de él… imitando el salto del otro atacante, trató de asestarle un golpe limpio desde detrás, pero el atacante lo intuyó y dio una voltereta lateral para esquivar al Mago Guerrero. Entonces, lanzó una rapidísima oleada de golpes, casi incluso más rápido de lo que podía hacerlo el propio Leo en medio de un combate. Leo dio un salto hacia atrás y pronunció una fórmula: docenas y docenas de esquirlas de hielo volaron hacia el atacante, que, sonriendo, pronunció otras palabras: un escudo mágico de aura plateado absorbió todas las esquirlas… “Mal asunto”, pensó Leo…
Entonces, oyó un gemido: durante su propia lucha, Irina había conseguido ventaja sobre su oponente, y, finalmente, había conseguido cortarle una de las manos, haciéndole soltar el mandoble, antes de cortarle la cabeza. Entonces la Maga Guerrera corrió rápidamente a ayudar a Leo…
El atacante restante pronunció otras palabras mágicas, Irina se quedó paralizada en medio de la carrera. El atacante volvió a centrar su atención en Leo, que había aprovechado aquel instante para lanzarse encima de él y tratar de derribarlo con un golpe fuerte descendente a su propia espalda (previa voltereta por encima de él). Pero el atacante rodó por el suelo, haciendo que Leo volviera a estar justo enfrente de él… y, entonces, Leo decidió, por fin, tratar de empezar a usar otras armas… avanzó lentamente, sosteniendo el mandoble, hacia el atacante, y le lanzó un ataque predecible a su hombro, que el atacante bloqueó, pero, entonces, Leo pivotó rápidamente y le dio una patada en la entrepierna al atacante, haciéndole soltar el mandoble en medio del dolor… entonces, Leo le cortó la cabeza.
El hechizo que paralizaba a Irina se desvaneció, y la Maga Guerrera se acercó, y le besó en una mejillla.
-Al final has podido con ese cabronazo –musitó.
-Sí –dijo Leo, distraído, observando la cabeza que descansaba por el suelo-. ¿Sabes quién era ése, Irina?
-No.
-Era Olaf, uno de los Magos Guerreros más importantes, un Maestro Supremo de la Organización… fue el que me degradó de Maestro de la Organización a simple Mago Guerrero Consagrado cuando se descubrió el rollo entre tú y yo, que iba contra las normas del tratamiento entre Maestros y Aprendices…
-¿Y?
-Que es uno de los traidores que quieren vendernos al Imperio del Sur –dijo Leo-. El Gran Maestro Supremo debe averiguarlo de inmediato…
-¿Debemos volver a la fortaleza de la Organización sin demora?
-Exacto –dijo Leo, envolviendo la cabeza del tal Olaf y su capucha en una bolsa y metiéndosela en la bolsa del dinero-. ¿Lista para una teletransportación, pequeña aprendiza? –(estas últimas palabras las pronunció con algo de recochineo).
-Sí, Mago Guerrero Consagrado –le respondió ella con el mismo recochineo.
Ante la estupefacta vista del enano Mariusz y el mercader Abdul Ja-Maja, los únicos que aparte de ellos quedaban vivos del feroz combate, Leo pronunció unas palabras y los dos Magos Guerreros se esfumaron en el aire…

Fin del Capitulo 4.

Gran capitulo Loco, espero con ganas el proximo!!

Muy bueno , la verdad es que hacia un poco que no me pasaba por esta sección y los escritores seguis estando a un nivel magnifico !!!

Saludos y a esperar el siguiente!!!

CAPÍTULO 5. El ataque a la Organización.
Leo e Irina aparecieron en un camino que pasaba por una gran cordillera montañosa. El camino estaba nevado por completo, a lo lejos se distinguían los altos muros de piedra de la Fortaleza de la Organización de los Magos Guerreros así como las llamadas Torres de Entrenamiento (lugares de entrenamiento y perfeccionamiento de las habilidades de los Magos Guerreros, que contaban con una fama más bien funesta).
-Es bueno ver de nuevo nuestro... hogar -comentó Irina al ver el paisaje, ya conocido de sobras por los dos.
Sin embargo, su antiguo maestro no estaba para admirar el paisaje; tenía cosas más importantes en la cabeza de las que preocuparse:
-Debemos movernos rápido de inmediato a la fortaleza... el Gran Maestro Supremo debe averiguar lo ocurrido estos últimos días de inmediato, para así decidir como proteger a la Organización de esos traidores que quieren vendernos al Imperio del Sur...
-Entonces, ¿por qué no nos hemos teletransportado directamente a la fortaleza?
-Por precaución -dijo Leo-. No quiero aparecer de repente dentro, máxime si todavía tenemos traidores en el interior de la...
-¡Leo, Irina! Sois vosotros, ¿no? -preguntó una voz ronca, desde detrás de ellos.
Los dos Magos Guerreros se dieron la vuelta. Vieron a un hombre de estatura media, fornido, pelo y barba negra. Armadura y armas de los Magos Guerreros. Sus ojos contaban con el brillo gris de los ojos de los Magos Guerreros.
-Ah, Diego -sonrió Leo al ver al Mago Guerrero que se había dirigido a él e Irina-. ¿Vas también de camino a la fortaleza?
-Ya quisiera -gruñó el Mago Guerrero llamado Diego-. Estamos siendo atacados.
-¿Qué?
-Como oyes, Leo -suspiró Diego, y se desató el mandoble de la espalda. Leo observó rápidamente que el filo y la hoja del arma estaban manchados de sangre-. Nos ha atacado un grupo grande de bandidos con el símbolo de un martillo de guerra; y muchos soldados del Imperio del Sur con ellos... y hechiceros... pero lo peor de todo es que, desde dentro, un pequeño grupo de los nuestros se ha revelado con capuchas negras de franjas azules como traidores...
-¿Tan rápido? -preguntó Leo-. ¡Mierda! ¿Cómo coño han podido adelantarse?
-¿Ya los conocías? -preguntó Diego, frunciendo el ceño-. Si casi nadie...
-No hay tiempo ahora para explicaciones -dijo Leo-. ¿Cómo va la lucha?
-Han matado a bastantes de nuestros Aprendices y a algunos Magos Guerreros Consagrados así como a un Maestro, pero el Gran Maestro Supremo ha reunido a los que quedan en los grandes laboratorios subterráneos de la fortaleza... desde allí resisten, aunque creo que los atacantes pronto se abrirán paso hasta allí.. tienen hechiceros, me cago en la puta... -explicó rápidamente Diego.
-Si el Maestro Supremo ha reunido a todos los que resisten en los laboratorios, ¿qué haces tú aquí, fuera de la fortaleza? -preguntó Irina.
-Uno de los Maestros Supremos me mandó a buscar una posible vía de evacuación por si la cosa se ponía peor -dijo Diego-. Los atacantes han contado con el factor sorpresa a su favor, se nos ha complicado mucho la situación... Así que tuve que despejar de animales salvajes y alimañas un pasadizo que conecta los laboratorios con un sistema de cuevas al que podemos acceder cerca de aquí.
-Bueno, llévanos allí -dijo Leo.
Así pues, Diego los llevó por un camino secundario. Después de descender un rato, llegaron a la entrada de una oscura cueva.
-Está oscuro aquí dentro -dijo Diego, antes de conjurar un hechizo con unas extrañas palabras. Una esfera luminosa apareció justo encima de su cabeza.
Diego guió la marcha del pequeño grupo a través del sistema de cruces, desvíos y bifurcaciones de las cuevas. Pronto acabaron llegando a un pasadizo de paredes de piedra...
-Ya casi estamos en los laboratorios ´-comentó Leo.
-En efecto -asintió Diego.
Al final acabaron llegando a un gran laboratorio, lleno de instrumental mágico y alquímico. Un Mago Guerrero estaba combatiendo con dos soldados del Imperio del Sur. Sin embargo, para cuando Diego, Leo e Irina se acercaron a él, éste ya había conseguido matarles (con una rápida combinación de tajos que les cortó a ambos las venas del cuello, matándolos al instante).
-Maestro Supremo Conz, he abierto una vía de escape hacia fuera y he encontrado ayuda...
-Ah, el Mago Guerrero Consagrado Leo y la Maga Guerrera Consagrada Irina -dijo el individuo-. La parejita feliz...
-No tengo tiempo para tus estupideces, Conz -dijo Leo, altivo-. Debemos salvar esta situación... Además tengo cosas importantes que contar al Gran Maestro Supremo...
-Ahora lo que tenemos es un problemita bastante grande -dijo Conz-. Los atacantes han conseguido entrar y nos han atacado... eran demasiados y nos hemos dispersado... yo debo, antes de nada, tratar de asegurar la evacuación de cuantos Aprendices y Magos Guerreros Consagrados sean posibles... estoy esperando a que vengan llegando hasta aquí, atravesando el laberinto de los laboratorios...
-¿Qué quieres que hagamos, Maestro Supremo? -le preguntó Diego.
-Tú, busca Aprendices supervivientes y condúcelos a salvo hasta aquí... si te encuentras a algún Maestro enviales para que puedan conducirles a salvo hacia fuera... en cuanto a vosotros dos, parejita... buscad al Gran Maestro Supremo, está en el laboratorio de los secretos, buscando una manera de fortalecerse para hacer frente a los traidores y sus secuaces atacantes...
Diego se marchó, rápidamente, empuñando su mandoble en la mano. Leo e Irina desenvainaron también sus mandobles, listos para abrirse paso hacia el Laboratorio de los Secretos...
-¿Conoces el camino? -le preguntó Irina a Leo en cuanto hubieron emprendido su camino.
-Sí, sigueme -dijo Leo.
Los dos Magos Guerreros avanzaron por estrechos pasadizos subterráneos, construidos justo por debajo de la fortaleza de la Organización... pues estos pasadizos eran los cimientos en los que dicha fortaleza se basaba...
En una bifurcacíon se encontraron a tres hombres del Martillo de Guerra luchando con una joven Maga Guerrera... Leo se acercó y de un rápido tajo cortó la cabeza de uno de los bandidos. Irina formuló un hechizo y un rayo electrocutó a otro... el tercero cayó, sin piedad, ante un potente mandoble descendente de Leo.
-Gracias por la ayuda -murmuró la Maga Guerrera-. Soy una Aprendiza y...
-¿Hay algún Aprendiz más cerca por aquí? -le interrumpió Leo, con ansiedad.
-No, Coen y Jeff que eran los que me acompañaban murieron cuando nos atacó por la espalda un grupo de soldados...
-Vale -le cortó Leo-. Irina, guíala a donde Conz.
-Pero -empezó su antigua aprendiza.
-Es una orden -dijo Leo-. No me la discutas, aprendiza.
Irina, entonces, hizo un gesto a la Aprendiza de Maga Guerrera, las dos se alejaron por el camino que hasta entonces habían recorrido Leo e Irina. Entonces, Leo formuló un hechizo.
Se teletransportó directamente al Laboratorio de los Secretos... solo a tiempo de ver cómo un Mago Guerrero con la capucha de ser un traidor mataba al Gran Maestro Supremo, clavándole el mandoble en el corazón...
Leo saltó, y se plantó rápidamente a la espalda del Mago Guerrero traidor. Éste no se dio cuenta, pues no se esperaba a nadie detrás... el mandoble de Leo cortó limpiamente el cuello del traidor que acababa de matar al líder de la Organización.
Entonces, Leo vio como un segundo Mago Guerrero traidor salía de detrás de un armario... portando una gran caja llena de instrumental de laboratorio y de valiosos pergaminos con antiquísimas fórmulas... como la de la poción de los Magos Guerreros (que otorga la fuerza y destreza sobrehumana de estos al bebedor si este está destinado a ser un Mago Guerrero, si no lo mata lo inmediato, beber esta poción es una especie de prueba de selección).
-¡Estás profanando nuestros secretos más profundos, hijo de la gran puta! -bramó Leo-. ¡Vas a lamentar haber nacido!
Pero entonces, Leo vio como la puerta del laboratorio se abría y entraba otro traidor, rodeado por dos soldados del Imperio del Sur y dos hombres del Martillo de Guerra...
-Es fútil tu resistencia -dijo el traidor-. Hemos cazado ya a muchos Magos Guerreros en los laboratorios... y yo personalmente he matado a casi todos los Maestros Supremos y Maestros de la Organización en la cacería... No eres rival para mí.
-¡Eso es lo que te crees! ¡Pero ha llegado la hora de matar! -bramó Leo, sintiendo que la ira y la sed de sangre y de venganza le inundaban. Formuló un hechizo, que envolvió a los secuaces del traidor en llamas... Éstos se consumieron, pero el traidor no demostró estar particularmente impresionado... Entonces el traidor que llevaba la caja con los secretos salió del laboratorio, cubierto por el Mago Guerrero traidor que acababa de entrar...
Leo corrió hacia la puerta pero el traidor la cerró tras la salida del Mago Guerrero traidor que llevaba consigo la caja. Entonces, el traidor lanzó un mandoble de revés hacia Leo, pero éste lo esquivó rápidamente...

Fin del Capítulo 5.

Gran capitulo Loco, los traidores se la dieron linda a los Magos Guerreros!!!
Segui con la historia que esta muy buena

Genial Loco!!!!

Realmente tus aportaciones son siempre bien recibidas y nos quedamos con ganas de más!!!!!

Saludos!!!!!!