CAPÍTULO I: LA CORTE
Era un día como otro cualquiera en el palacio real de Vengard. La revisión de la tasa de impuestos ya había acabado, hoy más temprano que nunca. Fredo ya había terminado su trabajo por hoy. Como siempre, para pasar el rato se fue a la sala del trono donde seguramente estaría reunida la corte tratando la orden del día con Rhobar II.
Las puertas de la sala se abrieron dejando pasar a dos guardias escoltando a Fredo. Efectivamente, allí estaba reunida la corte. Trataban el tema del fracaso de los magos en el Valle de las Minas. Fredo se pusó de brazos cruzados junto a uno de los lores y el general de Rhobar II. Este estaba sentando en su trono con gesto aburrido...
- Lord Rodrens: ¡Fue un completo fracaso! ¡¿De qué nos sirve una barrera en la que solo se puede entrar pero no salir?!
- Lord Mangro: Y lo peor no es eso, mi rey. ¡Los reclusos tomarón el control del castillo!
- Lord Riarto: ¿Y eso es lo peor que se os ocurre? ¡¿Qué hay del mineral?! ¡¡Perderemos la guerra!!
- Rhobar II: ¡¡Ya basta!! Es suficiente... - El rey se incorporó en su trono y cambio su semblante de aburrimiento a una seriedad rotunda.- La tarea que encomendé a los magos era sencilla y clara. Xardas no iba a decepcionarme, sin embargo, como todos hemos visto, la Barrera ha alcanzado unas dimensiones extramboticas así como la capacidad de destruir a todo aquel que quiera salir de ella...
- Lord Fredo: ¿Y no era eso lo que queriais, su majestad? Así los reos no tendrán oportunidad de escapar...
El rey sonrío al jovén pero avispado Fredo. Se levantó del trono y comenzó a caminar entre los lores.
- Rhobar II: Así es, jovén Fredo. Pero pierdes un detalle: tomarón el control del castillo. Y eso es decir mucho, ahora no tenemos juristicción allí.
- Lord Mangro: ¡Tonterías, mi rey! ¡¡Enviad un regimiento a darles escarmiento!!
- General Lee: ¡No estoy dispuesto a enviar a mis hombres a un lugar del que no podrán salir!
- Rhobar II: Además de que necesitamos esos hombres aquí en el frente, Lord Mangro.
Mangro puso su cabeza gacha en señal de sumisión y asintió. El rey caminó hacía uno de los ventanales de la sala y observó los bosques colindantes.
- Rhobar II: Pero necesitamos el mineral...
- Lord Riarto: ¡Exacto! Sin el mineral estamos perdidos igualmente...
- Lord Fredo: Mi rey, si del valle no pueden salir y la guardia allí apostada ha sido abatida, ¿por qué iban a darnos el mineral?
- Lord Mangro: ¡Eso es! ¡Su majestad, creo que se lo que debeis hacer!
- Rhobar II: Adelante, Lord Mangro. Hablad, llevo escuchandoos durante dos horas...
- Lord Mangro: Vereis, mi rey. Si estos perros no pueden salir de ahi, tampoco podrán obtener suministros para su subsistencia.
- Lord Fredo: ¿Y qué hay de la caza y la agricultura? Podrán perfectamente, subsistir mediante ello...
- Lord Mangro: Pensad que nosotros les ofreceremos mercancía de calidad así como mujeres. Además, allí estarán limitados y puede que se les acabe todo pronto. Son un gran número de reclusos...
El rey volvío lentamente caminando hasta su trono y se sentó. Con gesto frustrado se pasó la mano por la cara y cedió ante la proposición.
- Rhobar II: Creo que no tenemos opción... Negociaremos con los convictos pues.
- Lord Mangro: Es lo mejor, su majestad.
- Lord Riarto: Estoy de acuerdo, así seguiremos con nuestra fuente de mineral habitual.
- Lord Rodrens: Sí, no veo muchas alternativas.
- Lord Fredo: ¿No hay otra fuente, mi señor?
- Lord Riarto: ¡Ja! Te recuerdo que los orcos tomaron las minas de Nordmar. ¡Qué Innos nos asita si estos descubren como forjar armas de mineral!
- Lord Mangro: Los orcos son criaturas viles de Beliar, no son tan inteligentes...
- General Lee: ¡No los subestimeis! Los he visto con mis propios ojos, lo que son capaces de hacer y como lo hacen... No son criaturas tan necias como vos pensais...
- Lord Mangro: ¿Y qué hace este lacayo hablandome? ¡Ocupaos de vuestros asuntos!
- General Lee: ¡Exijo respeto, mi lord! ¡Soy el general de los ejércitos myrtanos del rey!
- Lord Mangro: ¡Para mi no sois más que una marioneta que el rey controla a su voluntad!
- Rhobar II: ¡¡Ya basta!! ¡¡Callaos, los dos!! Por hoy hemos terminado, la corte puede retirarse a tratar sus asuntos...
Los lores salieron de la sala. Lee y Mangro se hecharon una mirada desafiante antes de irse de la sala. El rey hizo llamar a un escriba y comenzó a dictarle las condiciones y directrices de la negociación con los reos de Khorinis. Una vez terminado el escrito, Rhobar se lo dío a un mensajero y este salió a toda prisa del palacio.