----------------------CIUDAD DE KHORINIS----------------------La ciudad de
Khorinis es el asentamiento humano más importante de la isla del mismo nombre. Está situada en la costa occidental de la isla. La casi totalidad de su economía está supeditada al comercio ultramarino y a la extracción de mineral mágico en el
Valle de las Minas. Debido a su importancia comercial en tiempos de la
Barrera mágica se convirtió en la ciudad más rica y próspera del
reino de Myrtana, al tener un flujo constante de mercancías y no ser azotada por la guerra, como lo eran en el continente.
HISTORIASe desconoce si hubo asentamientos anteriores a la ciudad existente en tiempos de
Rhobar II, sin embargo es de suponer que sí debido a la importancia de la isla (por haber mineral mágico), el estar en una zona relativamente llana a diferencia del resto de la isla, cuya orografía es elevada y por estar en frente del continente, lo que favorecería el comercio entre ambas tierras. Es muy posible que hubiese un asentamiento primitivo de la
civilización de los constructores sobre el lugar. Esto es supuesto por la cercanía de unos dólmenes en un cerro cercano. Los dólmenes y los círculos de piedras están presentes por toda la isla y fueron lugares de culto primitivos al dios
Adanos, guardián del equilibrio. A medida que avanzaba la civilización se fue abandonando la construcción de dólmenes en beneficio de recintos más solemnes, como los templos en forma de pirámide. Prueba de ello es la inexistencia de ningún dolmen en la misma ciudad de
Jharkendar, ni siquiera en todo el valle oculto. Volviendo a los dólmenes, es del todo improbable que se construyesen en lugares desérticos o poco habitados, lo que inclina a pensar en la existencia de un poblado cercano a dicho dolmen.
Sea como sea, no se conservaron restos de ésta u otras civilizaciones sobre el terreno de la ciudad actual, que data en su mayor parte de tiempos de
Rhobar I. Este rey,
elegido de Innos y creador del gran
reino de Myrtana, favoreció ampliamente la ciudad, al dotarla de edificios nuevos. También en su reinado se construyeron el
monasterio de Innos en las montañas y el
castillo en el Valle de las Minas, que sirvió para hacer frente a los orcos en la
Primera Guerra Orca. Fuese anterior o coétaneo a
Rhobar I, lo cierto es que la isla durante un tiempo fue regida mediante el sistema feudal. Lo más seguro es que la isla estuviese repartida en dos condados: el
Valle de Khorinis y el
Valle de las Minas, dirigido desde el
fuerte de montaña. Seguramente en tiempos de
Rhobar II se abolió el sistema feudal, fortaleciendo el poder regio. En tiempos de dicho rey, la ciudad experimentó un crecimiento increíble. Dicho crecimiento se frenó súbitamente con el
colapso de la Barrera. Justo en el mismo instante de su colapso comenzó la decadencia de la ciudad que estuvo obligada a subsistir autárquicamente con la poca producción de las granjas debido a la cancelación del comercio marítimo. En esa etapa de decadencia llegó un grupo de
paladines a la ciudad. Aunque la situación económica siguió igual de desastrosa, el orden y la seguridad se incrementaron, sin que eso alcanzase a los granjeros que, con la
destrucción de la Barrera estaban siendo asaltados constantemente por convictos fugados. Con la
rebelión del hacendado de la granja más importante, la situación empeoró gravemente, y en varios momentos se vislumbró una posible
guerra civil en la isla. En semejante situación tan caótica los
orcos se expandieron por toda la isla y finalmente conquistaron la ciudad. Se desconoce el grado de destrucción que pudo sufrir
Khorinis durante el asedio así como el número de supervivientes del mismo.
INSTITUCIONES DE LA CIUDADEn tiempos de
Rhobar II, la ciudad y la isla entera era regida por un
gobernador que acumulaba en sus manos todo el poder a excepción del judicial. El último gobernador conocido fue
Larius, aristócrata y bastante soberbio, se desconoce que mejoras o perjuicios pudo traer a la ciudad durante su mandato. Tras el
colapso de la Barrera,
Larius fue suplantado por
Lord Hagen, paladín del rey, que se hizo cargo del gobierno de la isla. Los gobernadores eran usualmente ayudados por consejeros y personas de confianza. El consejero de Larius fue
Cornelius, igual de soberbio y el doble de avaricioso. Así mismo también
Lord Hagen tenía consejeros, que en su caso fueron todos paladines.
La ciudad también tenía un
alguacil que leía las nuevas de la ciudad y del reino en la
plaza de la horca, cerca del
cuartel de la milicia. Cuando llegaron los paladines el
alguacil era un hombre llamado
Herold. En cuanto al poder judicial, en todas las partes del reino se administraba la
justicia del rey, por lo que en toda condena se debía leer: "En el nombre del rey Rhobar II, portador del cetro de Varant". Dicha condena se leía en el lugar de resolución de la pena, en el caso de ser condenado a extraer mineral en
Khorinis la sentencia se leía a escasos metros de la
Barrera que envolvía el
Valle de las Minas; en el caso de ser condenado a la pena capital dicha sentencia se leía en la
plaza de la horca. En todos los casos, esa tarea siempre le correspondía al
juez. En el caso de la
ciudad de Khorinis siempre hubo un
juez que tuvo que leer sentencias a miles de prisioneros antes de ser arrojados a la
colonia penal. Cuando llegaron los
paladines el último
juez fue desprovisto de su autoridad, que ejerció a partir de entonces
Lord Andre. Otra de las instituciones de mayor poder era la
Compañía de Comercio de Ultramar Araxos. La mayor parte de la población del
puerto o zona baja de la ciudad trabajaba para la compañía, cargando y descargando mercancías. Su gran importancia se debía al mineral, pues era la encargada de llevarlo hasta el continente, seguramente también cargaba, de vuelta a
Khorinis, con las mercancías que precisaban los
Magnates del Mineral. La
compañía Araxos era dirigida por
Fernando, un noble de edad madura residente en el
barrio alto de la ciudad. El
colapso de la Barrera hizo desaparecer a la compañía de facto tras el incidente. También ocasionó que la mayoría de trabajadores del puerto se quedasen en el paro. A pesar de ello,
Fernando se las ingenió para continuar ganando dinero a costa de negocios sucios con los bandidos de los bosques, aunque no por mucho tiempo. La guardia de la ciudad era llevada a cabo por la
milicia, un cuerpo de recién reclutados, en muchos casos sin experiencia, para tareas de vigilancia y control de la ciudad. El
cuartel era la morada de todos los milicianos, y hacía las veces de
prisión, a falta de ser arrojados la mayoría de los presos dentro de la
Barrera o ser ajusticiados en la
horca. El comandante de la
milicia cuando llegaron los
paladines era
Wulfgar.
PARTES DE LA CIUDADEl perímetro de
Khorinis estaba resguardado por una muralla de grandes dimensiones, sin almenas, y con grandes torres circulares, coronadas por un tejado cónico, cada cierto trozo de muralla. La ciudad tenía dos puertas. La
puerta sur era sólo usada por unos pocos granjeros y comerciantes ambulantes a diferencia de
la norte que era muy concurrida. No es por ello de extrañar que el mercado estuviese justo tras esa puerta. En la ciudad había una importante
segregación social, con murallas interiores para separar a las
clases sociales. La
zona del puerto era ocupada por las clases humildes, y al desaparecer la
Barrera, ésta se había llenado de maleantes sin trabajo, organizadores de peleas y chusma en general. Era la única zona de la ciudad sin vigilancia por parte de la
milicia. En el
puerto había varios puestos mercantiles, una pescadería, una herrería, un astillero, varios almacenes, una casa de préstamos, una taberna y un lupanar. Todos los establecimientos, sin excepción, estaban en decadencia tras la
caída de la Barrera, incluido
La Linterna Roja, antaño muy conocida y considerada la mejor casa de lenocinio del reino. La
parte media de la ciudad tenía dos zonas importantes: el
barrio de los artesanos y la
plaza del mercado. La mayor parte de la población habitaba en esta parte de la ciudad, que contaba con una
plaza de mercado, una
plaza de ajusticiamiento, varios
talleres de artesanía regidos por sus respectivos maestros(herrero, alquimista, cazador, carpintero y sastre), así como una
plaza dedicada a los dioses, con un templete y la estatua de un paladín. El
barrio alto, por último, tenía su propia muralla (el barrio de los artesanos también, sólo que destruida) y doble vigilancia. La mayoría de edificios eran residenciales y sólo unos pocos funcionaban como tiendas (caso de la vivienda de
Salandril o de
Lutero). La
casa consistorial y la
vivienda del juez también se encontraban en el
barrio alto.