-------------------------JHARKENDAR--------------------------Jharkendar es el nombre de una antigua ciudad abandonada de la extinguida
civilización de los constructores, que se expandió por
Khorinis alrededor de 1000 años antes del
reinado de Rhobar II, coincidiendo en el tiempo con la
invocación del Durmiente y otros sucesos. Emplazada en un valle oculto e inhabitado de la isla de
Khorinis, la ciudad de
Jharkendar fue extremadamente poderosa. Sus límites eran enormes, a diferencia de las ciudades del
reino de Myrtana, razón por la cual se llegó a suponer que varios miles de personas habitaban la ciudad.
Jharkendar era del tipo
ciudad- estado, pues su único territorio era la ciudad y una pequeña zona de influencia, aunque con total seguridad se puede afirmar que ésta tenía lazos comerciales con muchos estados, ya fueran del continente o de otras islas.
HISTORIASe desconoce cuánto pudo durar la
civilización de los constructores antes de su trágico final. Se puede intuir que bastante por la diferencia de estilos arquitectónicos. Ésto se aprecia concretamente en los lugares de culto que pasaron de ser simples
dólmenes (grandes piedras colocadas unas encima de otras) a gigantescos
templos piramidales con decoración muy recargada. Semejante salto arquitectónico indica una duración de, por lo menos, mil años, aunque bien pudo ser bastante más. Debido a lo arcaico que eran esos primitivos lugares de oración se puede especular que los
constructores eran nativos de la isla de
Khorinis, aún siendo colonizadores éstos habrían llegado muy tempranamente, cuando no existían núcleos importantes en la isla. Sea como fuere, lo cierto es que conocer la existencia del valle septentrional indica un gran conocimiento de la isla. La mayoría de documentos que quedan hablan únicamente de los últimos días de la ciudad. Estos documentos son en su mayoría de la biblioteca de la ciudad que, debido a su altura y sus muros sólidos, sobrevivió casi indemne a los estragos del tiempo.
La ciudad mantenía su gran
bonanza económica gracias, entre otras cosas, a las
aceifas (guerras rápidas de saqueo, sin intención conquistadora) que la
casta guerrera realizaba fuera de la zona de influencia de la ciudad. Es muy posible que dichas
aceifas estuviesen dirigidas contra
orcos, aunque no se puede rechazar que también atacasen a
seguidores de Innos. En una de esas
aceifas, de la que sólo se sabe que fue "fuera de los muros de la ciudad" (quizá en la misma isla de
Khorinis) se consiguió un enorme botín y, entre otras valiosas riquezas se capturó la
Garra de Beliar, una poderosa espada que empuñó a partir de entonces el
líder de los guerreros,
Quarhodron. Sin embargo debido a su avanzada edad, el
Consejo de los Cinco, del que formaba parte, le obligó a renunciar a su cargo y dejar la
espada. Esto fue rechazado por los
guerreros que, motivados por su altivez, quebrantaron la ley eligiendo ellos mismos al nuevo
líder de la casta. El elegido fue
Rhademes, hijo de
Quarhodron y, aunque el
consejo desautorizó dicho movimiento,
Quarhodron, tremendamente orgulloso de su hijo, respaldó el golpe y entregó la poderosa
espada a su hijo. Sin embargo, éste era débil de espíritu, y la pérfida
voluntad de la espada pronto se apoderó de él. Al ser
líder de la casta, los
guerreros también fueron pervertidos por la
Garra, y masacraron a todos los habitantes de
Jharkendar que encontraban, una villanía que ni los
curanderos pudieron aliviar. Al darse cuenta de la debilidad de la gente, la
espada llevó a
Rhademes hasta la
mansión de los guardianes de los muertos, donde a traición los asesinó a todos para que no pudiesen contactar en busca de consejo con los
antepasados. Los últimos miembros del
Consejo, al que se unió
Quarhodron tras desengañarse de su hijo, tomaron la decisión de rendir
Jharkendar a la voluntad de la espada, pues sin la ayuda de los
guardianes de la muerte, la
guerra civil estaba perdida. Antes de ello, los
curanderos cerraron la única entrada terrestre al valle para que la locura no siguiese expandiéndose. Quedando únicamente
Quarhodron,
Khardimon (líder de los sacerdotes) y el
líder de los eruditos organizaron un plan para derrotar a
Rhademes y a la
espada. Primeramente se barajó la idea de derrotarle en batalla campal pero el
líder de los eruditos desechó esa idea pues sabía que aquello no era suficiente para doblegar a la
espada. Finalmente se decidió hacer tres trampas en el
templo de Adanos y
Quarhodron, metiéndose dentro mandó buscar a su hijo. Éste cegado por el odio y la locura fue corriendo adentro para matarlo.
Quarhodron cerró las puertas del templo dejando encerrado a
Rhademes por toda la eternidad. Para sellar la puerta exterior
él y
Khardimon realizaron un
ritual que se cobró sus vidas.
Sin embargo, el
poder de la espada siguió vivo y la
guerra siguió azotando
Jharkendar. Lleno de ira, el mismo
Adanos convocó un
tsunami que inundó por completo la ciudad, acabando por fin con la locura y la guerra. El
líder de los eruditos, que se había refugiado en el edificio de su casta escribió todos esos sucesos poco después de la
inundación. Se desconoce qué aconteció a los
supervivientes de la
inundación después, y si los
curanderos (al haberse marchado poco antes) llegaron a asentarse en algún lugar de la isla. La ciudad quedó olvidada para siempre, y aquéllos pocos que conocían de su existencia no pudieron penetrar en ella para saquear sus riquezas pues la entrada terrestre estaba cerrada y la
inundación había destruido los pocos puertos que podía haber.
La
inundación de la ciudad provocó un cambio sin precedentes en la
orografía del terreno, así como su
vegetación, habiendo
varias zonas climáticas distintas en lugares muy próximos. La mayoría de edificios fueron borrados de la faz de la tierra, sólo se salvaron las grandes
mansiones del Consejo de los Cinco y el
foro de la ciudad, debido a su posición más elevada respecto de las demás zonas. El oeste quedó inundado y se formó un
gran cañón, sin embargo la proximidad del mar hizo que pronto se desecase y se convirtiese en un desierto. Al sur el suelo del lugar filtró todo el agua marítimo de la inundación lo que provocó enormes cortadas,
precipicios y barrancos. Todo lo contrario pasó al este, donde el suelo era mucho menos permeable y la mayor parte del agua quedó retenida, formando un gran
pantano. También por ello, es el lugar donde más edificios se conservaron, aparte de las dos mansiones localizadas en el pantano.
En tiempos de
Rhobar I o de
Rhobar II se instalaron en el lugar un grupo de
piratas que aprovecharon la excelente posición del lugar para realizar abordajes a las constantes caravanas de barcos mercantes que pasaban por
Khorinis debido al
comercio del mineral. Los
piratas exploraron todo el valle pero únicamente se instalaron en el oeste donde había costa. El último jefe conocido de los
piratas de Jharkendar fue
Greg. Al mando de su tripulación sufrió una terrible derrota cuando se encontró con el
buque Esmeralda, encargado de llevar mineral al continente tras el
colapso de la Barrera.
Greg fue el único que se salvó a la destrucción de su barco y logró llegar hasta alguna playa de la
costa de Khorinis, desde donde volvió al
valle de los constructores.
También algunos
bandidos se instalaron en el valle tras el
colapso de la Barrera. Guiados por
Raven, un antiguo
Magnate de mineral del Campamento Viejo, llegaron a un acuerdo con los
piratas y se instalaron en el este del valle, donde encontraron una
mina de oro.
Raven, que se había convertido en sirviente de
Beliar, localizó el
templo de Adanos en el recinto de la
casta guerrera y cerca de allí invocó al
sumo sacerdote Khardimon para saber cómo abrir el templo. Una vez lo hubo hecho, despojó al espíritu de
Rhademes de la
espada. Segundos después apareció el
héroe sin nombre, que había llegado hasta el valle con los
Magos del Agua investigando las
desapariciones de personas y los constantes
terremotos. Tras una breve charla, el
héroe sin nombre ajustició a
Raven y se hizo con la
espada que, desde ese momento hasta la
desaparición del Esmeralda en frente del pequeño pueblo costero de
Ardea, llevó consigo en todo momento. Tras la marcha del
héroe sin nombre, los
orcos conquistaron todo
Khorinis y es de suponer que también el
valle de los constructores, donde ya existía antes una comunidad orca, cercana a la biblioteca de la ciudad
CULTURALa ciudad, a pesar de su extrema antigüedad, era muy avanzada. Contaba con adoquinado, templos y lugares públicos. El
foro de la ciudad estaba situado en el centro de la misma y en él, como es de suponer, había un mercado de gran tamaño. También contaba con una
red de teletransportes directos que se enlazaban todos en el foro. Éstos eran utilizados para acortar distancias y llegar más rápido a diferentes lugares pues el gran desarrollo de la ciudad la había hecho expandirse en gran medida. En total había
cinco teletransportes, uno de ellos conectaba con el
portal, otro con el oeste de la ciudad, que más tarde sería el
gran cañón desértico, otro quedaba cerca de las
mansiones de los guardianes de los muertos y los sacerdotes, otro de ellos estaba a la entrada del
templo custodiado por la casta guerrera y el último en el oeste, cercano a la
mansión de los curanderos. Los edificios eran construidos con
piedra, muchos de ellos excavados en la misma roca. Los
templos, los edificios más complejos y majestuosos tenían
forma piramidal y por dentro estaban ricamente decorados con pinturas y frescos al aire libre. Las
mansiones de los miembros del
Consejo eran también grandes edificios precedidos por una larga escalinata. Las viviendas normales eran mucho más simples y en las pocas conservadas se observa lo mismo: hechas de piedra, muros gruesos y tejado plano, a diferencia de las casas típicas de
Khorinis con tejados inclinados para dejar caer la lluvia.
En la ciudad se hablaba un
idioma que se representaba mediante una escritura alfabética. El soporte más utilizado para conservar documentos fue la
piedra, se desconoce si usaban otros soportes como el papiro, el pergamino o el papel. Debido a los estratos sociales, el idioma de Jharkendar tenía grandes diferencias según lo hablase un campesino, un soldado o un sacerdote. En un principio, el idioma fue seguramente utilizado únicamente por los
sacerdotes pero con el progreso de la ciudad se fue extendiendo a otras clases que fueron derivando sus raíces hasta convertirlo en casi un idioma nuevo. De todas formas, el
lenguaje de los sacerdotes era el más prestigioso y seguramente el que se usaba en las reuniones del
Consejo. De los documentos encontrados se aprecia que cada lenguaje solía tener una temática. El
lenguaje de los campesinos hablaba del trabajo, amor, recolección de comida, etc... Como no podía ser de otra forma,
el de los guerreros hablaba de asuntos de guerra, estrategias y lo concerniente a las armas y su manejo.
El de los sacerdotes, al ser el más culto, hablaba de cuestiones más importantes como la historia, la magia o los dioses.
ECONOMÍAEn la región oriental del valle, los habitantes de
Jharkendar encontraron una gran
mina de oro que les reportó increíbles beneficios económicos. La presencia de varias estructuras de los constructores en el
Valle de las Minas, como el
templo en el pantano, los antiguos edificios del
Campamento Nuevo, o el
círculo de piedras donde se depositó uno de los cinco focos inclina a pensar que los habitantes de
Jharkendar también buscaron riqueza en el
Valle de las Minas, donde se encontraba el preciado
mineral mágico. Con todo ello, establecieron una zona de influencia en torno a la ciudad (quizá toda la isla, quizá algunas zonas costeras del continente) y comerciaron con los diferentes pueblos del continente. Aparte, cada cierto tiempo la
casta guerrera organizaba
aceifas para acumular aún más riquezas. Con todo ello no sería extraño que hubiese varias manufacturías. A todo ello hay que añadir la posibilidad de que
Jharkendar fuese también una potencia pesquera.
GOBIERNO Y SOCIEDADLa forma de gobierno de
Jharkendar era una
oligarquía, en la que, cuando los miembros del
Consejo se hacían demasiado viejos para sus tareas o se demenciaban, eran destituidos y se elegía un nuevo líder para dicho cargo. La elección corría a cargo del mismo
consejo, en el que había siempre
cinco miembros que eran los líderes de cada una de las
castas más influyentes de Jharkendar. Las
castas (la profesión pasaba de padre a hijo) era la forma de
estratificación social de
Jharkendar. Había muchas, tantas como oficios mismos, pero sólo cinco eran consideradas importantes y tenían representación en el
Consejo de los Cinco. Estas castas eran: los
eruditos, los
sacerdotes, los
curanderos, los
guerreros y los
guardianes de los muertos. Los
eruditos, al ser los más estudiosos y los que dominaban mejor los temas políticos y económicos tenían una
voz especial en el Consejo, siendo capaces de vetar normas que todos los demás miembros acordasen. Por ello, se puede decir que realmente el
líder de los eruditos tenía poderes absolutos. Éstos tenían su mansión al oeste, desde donde redactaban documentos y estudiaban de antiguos escritos. El
último líder del Consejo, del que no consta su nombre, encerró a
Rhademes en el
templo de Adanos y escribió la historia de la
perdición de Jharkendar. La
casta de los guerreros realizaba
aceifas por el continente y otras islas, y se encargaba de la defensa de la ciudad. El
líder de la casta guerrera recibía el sobrenombre de
príncipe guerrero. Era frecuente que las familias de la casta dejasen en heredad
anillos y amuletos mágicos. Aunque esto no era exclusivo de los
guerreros sí era más habitual pues necesitaban siempre tener más fuerza y espíritu de combate. El último
príncipe guerrero fue
Quarhodron. La
casta de los curanderos tenía su
mansión al este. Quizá fuese algún tipo de
centro hospitalario aunque lo más seguro es que hubiera edificios de la
casta de los curanderos por toda la ciudad. Se desconoce si en sus procedimientos usaban magia, lo cierto es que tenían suficiente reputación para estar en el
Consejo. El
último líder de los curanderos, del que también se desconoce su nombre, llevó unos pocos miembros con él y cerró el
portal para evitar que la maldad de la
Garra de Beliar se expandiese más allá de la ciudad. Partió el
ornamento en cuatro trozos y los escondió en los primitivos altares de culto a
Adanos distribuidos por el
Valle de Khorinis. Para protegerlos invocó a
criaturas de piedra en los que guardó los trozos del ornamento. Se desconoce lo que ese grupo de
curanderos hizo después, una hipótesis los sitúa en el
viejo monasterio abandonado del Valle de las Minas. El miedo de los
curanderos por que la
Garra se expandiese más allá de
Jharkendar explicaría el porqué de estar tan amurallado dicho
monasterio, aunque también es posible que quiénes lo construyesen temiesen un ataque de los
orcos. La
casta de los sacerdotes es la base primigenia de lo que más tarde sería el
Círculo del Agua. Adoctrinaban a la muchedumbre con
grandes discursos en los que narraban la creación de los dioses y del mundo, del uso de la magia, y del porvenir de
Jharkendar. Es muy posible que más de una vez los
sacerdotes acompañaran a los
guerreros en sus
aceifas. El
último sacerdote supremo fue
Khardimon, quien preparó la segunda de las tres trampas colocadas para evitar que nadie se hiciese con la
Garra aún después de encerrar a
Rhademes en el
templo. La última casta del Consejo eran los
guardianes de los muertos, éstos se comunicaban con los
antepasados, guardianes de la sabiduría y la experiencia. Eran requeridos en los momentos más difíciles en busca de consejo. En la
guerra civil de Jharkendar, los
guardianes de los muertos fueron asesinados villanamente por
Rhademes justo cuando iban a empezar con la
invocación de antepasados. Ninguno se libró de la muerte, ni siquiera su
líder, de nombre desconocido. En tiempos de
Rhobar II, tanto
Raven como el
Héroe sin Nombre actuaron como
guardianes de los muertos al invocar a
Khardimon y a
Quarhodron, respectivamente.