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 Una historia orca

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Dulcepsicópata
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MercenarioOrco
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptyDom 27 Nov 2011, 22:42

muerte a los orcos y a xardas es lo que tiene que pasar
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Xardas
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptyLun 28 Nov 2011, 13:32

Te digo lo mismo que a Adanos con su relato, pienso que deberías hacer los capítulos más largos para que la historia sea más creíble y lograr una mayor inmersión, aunque es mi opinión tómatelo como una crítica constructiva Wink . De todos modos está bien y es entretenido que es lo que importa.
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Taokanimemetal
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptyLun 28 Nov 2011, 21:03

Mercenario he de decir que eres la ostia como escritor, esta historia me está encantando, tío.
Sigue así Wink
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MercenarioOrco
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptyLun 28 Nov 2011, 22:52

jejej me parece que alguien pidio capitulos mas largos, eh??XDD Este es muy muy laaargo.
en fin, ahí va el final de la historia. No estoy muy seguro de su calidad, pero recomiendo una lectura lenta y atenta, pues las cosas se suceden muy deprisa y deberiais entenderlo todo.

FINAL

Nimrod se despertó, sobresaltado. Seguía en la cama, de noche, pero se notaba extraño. Tenía una mano tapándole la boca, a modo de mordaza. Tenía los pies y manos atados. Una fuerza enorme le retenía inmóvil. Miró a los lados, desesperado.
Xardas, el humano; estaba allí. Cuando se percató del estado del general, el humano volvió a dormirlo con un hechizo…
Volvió a despertarse, esta vez en otro sitio. Lo primero que notó fue una fría piedra debajo suyo; parecía mármol o granito, no podía determinarlo con claridad. Todo estaba oscuro, de nuevo. Notó un agudo pinchazo en la espalda, y llevó, como pudo, uno de los dedos de la mano allí, y encontró sangre.
Alguien lo había arrastrado allí, dedujo, y entonces recordó haber visto a Xardas el Nigromante.
La luz se hizo en la capilla.
Nimrod cerró los ojos rápidamente, sobresaltado; y, acostumbrando la vista a ese cambio repentino, los abrió de nuevo y pudo distinguir al fin, algunas formas del lugar: había una pared marrón con escrituras, también una enorme puerta y el nigromante, mirándolo fijamente.
Horrorizado, comprendió donde estaba: en el altar de posesiones, en la iglesia.
Xardas le quitó la mordaza al orco.
-¿Alguna última voluntad?-exclamó, con una expresión de desdén en la cara.
Nimrod se revolvió como un pez fuera del agua. Derrotado, dijo:
-¿Porqué estoy aquí? ¿Qué te he hecho? ¿Es por lo del barco? Tiene que ser eso.
El viejo mago le miró fríamente a los ojos:
-Sí, es por eso. Tenías dos opciones, o morir, o dejarme ir al continente por mi propio pie…sin embargo, ahora que has visto mi faceta más homicida, no sería prudente dejarte vivo para que intentes eliminarme. Tendrá que ser al revés. Tu periplo acaba en esta sala, criatura de Beliar.
Nimrod se volvió a revolver entre las cuerdas que le retenían, patéticamente. Finalmente, miró arriba y dijo, recordando al Señor de los Dragones con el mayor de los temores:
-Da igual. Jamás te dejaría subir a nuestra embarcación, asesino.
-Si esa es tu voluntad…llevaré a cabo mi ritual. Siempre dije que se necesitaba una criatura de Beliar para crear una bestia realmente temible. Ahora la tengo.
Nimrod cerró fuertemente los ojos.
Xardas alzó los brazos e invocó palabras en un antiguo lenguaje, al mismo tiempo que una intensa aura púrpura escapaba de su cuerpo. Con sus impresionantes poderes no necesitaba a nadie más para esa transformación.
Nimrod gritó como jamás lo había hecho en su vida. Las cuerdas que le retenían se rompieron, y parecía que el mismísimo Beliar fuese a aparecerse en la sala.
La magia fluía en él, y sus dientes se transformaron en colmillos, sus manos se hicieron garras y su cuerpo se hizo diez veces más grande. Le salió pelaje de cada recoveco de su individuo, y ante la dolorosa impotencia de convertirse en una bestia salvaje, dejó ir hasta su último sentimiento que le ligaba a la vida civilizada. Ahora era una bestia asesina, y así moriría.
La bestia Nimrod aulló exultante, y mientras los habitantes de Refugio se despertaban, Xardas veía como su plan de escape por fin daba resultados.
El animal parecía salido del infierno: tan grande como un troll, tan flamígero como un dragón y tan psicópata como una bestia de sombra. No podía fallar.
La bestia salió corriendo velozmente, gruñendo y sacando fuego por la boca. Pasó por el portal de la iglesia y quemó a todo lo que encontró a su paso: casas, humanos y orcos.
Grupos de combatientes se impusieron a la destrucción que el animal sembraba a su paso, con nefastos resultados. Un grupo de orcos, armado con lanzas, atacaron a la bestia con valentía y arrojo, en las escaleras del barrio alto. Las armas caían rotas al entrar en contacto con la piel erizada del monstruo, y los combatientes fueron devorados y desgarrados sin piedad. Algunos se dieron cuenta de que debían atacarlo en la cara. Apenas llegaron a emprender el ataque, que ya fueron quemados vivos.
No había escapatoria para nadie.

***


Pronto saldría el sol, no podía faltar mucho.
Nimzo estaba sentado en su sofá, delante de la chimenea ardiente, pasando el tiempo o viendo como éste lo pasaba a él. No había dormido demasiado rato, había estado pensado en León y su familia. Hacía un mes que no los había visto ni había tenido noticias de ellos. Estaba preocupado.
Alguien llamó a la puerta entonces. Nimzo abrió y se encontró a su hermano Gurud plantado delante suyo, totalmente serio. Se habían peleado mucho la última vez que se habían visto, pero ninguno quería rebajarse.
Gurud habló:
-Hola, hermano. –exclamó con cara de asco el guerrero. – Vengo por orden de Nimrod.
-¿Ah, sí? Entonces dime lo que quieres y desaparece.
Gurud gruñó enfadado.
-Quiero justicia, amigo. El mismísimo general me ha encargado esta misión, y por Beliar que la cumpliré. Me dijo que averiguase quién fue el desgraciado que dejó marchar a tres esclavos... Naturalmente, pensé en ti de inmediato.
Nimzo se vio descubierto. No sabía que el general se hubiese dado cuenta de ello. Tampoco sabía que, de hecho, no lo había hecho, y que Gurud venía por su cuenta.
Nimzo ponderó en su respuesta.
-Volvería a hacerlo. No debería haber esclavitud para nadie.
Entonces examinó a su hermano, orgulloso de no esconderse de nada. Gurud estaba sorprendido, pero se mantuvo firme.
-Entonces vas a recibir un castigo adecuado. –Gritó maliciosamente Gurud.
Nimzo pensó y dijo:
-¿Cuánto deberé pagar?
Su hermano rió terriblemente. Su expresión se volvió oscura y tenebrosa.
-Oh, no, Nimzo, no hace falta. - Sonrió felizmente. -Siempre había querido matarte.- Añadió.
Sacó el arma de mineral, triunfal. Ya le parecía oír el chasquido de la columna de su hermano en sus oídos. Un gran odio, acumulado desde pequeño, incluso desde cuando se peleaban por un pedazo de carne cruda en la cueva; llegó a él de nuevo.
Nimzo reaccionó a lo que veía a tiempo, y sacó su espada también.
Gurud dio unos poderosos golpes que fueron contrarrestados con habilidad por su hermano. Nimzo no quería matar a su estirpe. Aún sentía amor por el que, hacía tiempo, había sido su amigo. Se basó en la defensa, pero Gurud era incansable. Tenía el ansia asesina metida en el cuerpo, no le importaba matar a su hermano o a quién fuese.
Nimzo empezó a atacar. Hizo un primer golpe, y, Gurud, sorprendido, recibió una estocada muy diestra en el brazo. Puso una oblicua mueca en su cara y pareció enfurecerse. Saltó hacia su oponente y atacó frenéticamente, con una galería inimaginable de ataques laterales. Nimzo se agachaba, esquivaba, fintaba…Encontró otro hueco y le atacó, esta vez en la pierna. Velozmente, le clavó la espada en el muslo derecho. Gurud cayó al suelo. Pasaron unos cinco segundos parados y el herido se levantó.
Agarró la espada con las dos manos e intentó centrarse. Hizo un movimiento realmente letal, de arriba a abajo, con todas sus fuerzas. Notó como la espada caía más abajo de lo normal. Tenía a Nimzo detrás. Gurud recibió otro golpe, esta vez en el cuello. Salió un oscuro chorro de sangre de allí, e intentó taparse la hemorragia con las manos. Gurud cayó al suelo, vivo pero increíblemente malherido. Jamás podría ganar ese combate.
Nimzo agarró a su hermano y lo levantó. Tiró el arma.
-Hermano.-Dijo.- No deberíamos pelear.
Gurud ya pensaba que iba a morir.
-¿Ah, no? – se apoyó contra la pared de la casa y miró hacia arriba, fatigado.
Nimzo jamás hubiese matado a su hermano por propia voluntad. Dijo:
-Te puedo perdonar esta y todas las veces que haga falta, pero ahora…tienes que curarte. Yo te ayudaré.
Gurud pensaba en las palabras de Nimzo. Extendió los brazos.
-Perdona, hermano, de verdad.
Se abrazaron, casi llorando. Nimzo no lo hizo muy fuerte, no quería herir más a Gurud. Gurud, con la cabeza apoyada en el hombro de su hermano, volvió a decir:
-Perdóname. De verdad.
En aquél momento, un enorme dolor recorrió el cuerpo de Nimzo.
Cayó al suelo.
Gurud se guardó el cuchillo y miró a su hermano, derrotado a sus pies. Se sentía orgulloso.
“Vaya un idiota” dijo para sus adentros. A la lejanía, se oyó un gruñido.

***


Ur-shak escuchó un enorme griterío, seguido de lo que parecía una explosión. Salió de su barraca. Los esclavos y los orcos corrían de un lado a otro. Algunos parecían huir, otros se armaban con hachas y lanzas y subían al barrio alto.
El chamán cogió su cetro y siguió a un grupo de guerreros. Durante el camino, pudo observar totalmente desconcertado el destrozo que había en Refugio. Las casas estaban derruidas y muchas quemándose, la puerta principal estaba cubierta de un montón de rocas enormes, tapiando así la única salida no marítima de la aldea. Era el fin.
Los guerreros pararon en seco delante de Ur-shak. Sacaron las lanzas y empezaron a correr velozmente, aunque muchos las dejaron y decidieron huir a medio camino. Entonces, el chamán lo vio: una bestia enormísima, exhalando fuego, se cruzaba en las escaleras de la parte alta. Ur-shak la intentó evitar, pero la bestia no dejaba el camino libre. Los orcos morían los unos detrás de los otros. Miró al suelo. Había unos cuarenta cadáveres, constituyendo una extraña y macabra alfombra en sus pies.
En aquél instante se cruzó una idea en la cabeza del chamán: eso tenía que ser obra de Xardas. Ese humano…sólo había traído problemas. Debía matarlo. No contento con destrozar la orden, destrozó Refugio…Pagaría. Pero el problema era que esa bestia estaba en medio del camino, luchando.
Quedaban cuatro guerreros intentando ensartarle en los ojos de forma estúpida. Ur-shak tuvo una idea terrorífica pero útil para apartar al monstruo. Agarró a uno de los atemorizados combatientes y lo empuchó escaleras abajo. Cayó fatalmente pero no murió. La bestia Nimrod fue tras él para asegurarse de ello, dejando el camino libre.
Ya veía el portal de la Iglesia. Se serenó.
Entró en la oscura edificación y vio una sombra moverse. Era Xardas, con un pequeño maletín. El humano se giró y vio al orco. Con agobio, se dirigió a él:
-Me largo de este sitio, estoy haciendo las maletas. No me han dejado opción, pero el fin justifica los medios. ¿Y tú qué quieres, chamán, que te lleve conmigo?
Ur-shak calló, lleno de rabia. Xardas rió y se dispuso a salir de la Iglesia.
-En fin, me voy.-Dijo.
Entonces el viejo mago pasó por delante del orco. Era ahora o nunca. Ur-shak sacó su cuchillo. Esperaría a tenerlo de espaldas.
Sin embargo, pasó algo en aquél momento. Xardas hizo ver que tropezaba. El chamán, apresurado, saltó encima de él con el cuchillo, aprovechando la oportunidad. Xardas se giró y le agarró el cuello con la mano. Cogió el arma de las manos del chamán y le dijo:
-Si Pyrokar me viera matando orcos…sonreiría.
Y le rebanó el cuello.
El nigromante, tan tranquilo como siempre; llevo la cabeza de Ur-shak en la mano durante un rato, hasta que vio al transformado Nimrod y se la lanzó. La bestia la devoró feliz y respetó la vida de su “creador”.
Ya se veía el barco a lo lejos.

***


Gurud restó unos instantes viendo como la sangre salía del cuerpo de su hermano. Era una pena, no había podido oír el chasquido que tanto le gustaba al matarlo. Miró al alrededor. Todo estaba destruido. Había al menos cien cadáveres en veinte metros cuadrados. La bestia había pasado por allí, pero Gurud no lo sabía. Se encontró muy desconcertado: durante la lucha contra su hermano no había visto nada de aquello.
Notó una presencia a su espalda. Se giró.
León el esclavo estaba detrás de él, empuñando una vieja espada, apuntándolo. Había venido a la aldea a ayudar a su maestro, ya que desde su escondrijo en el bosque vio el fuego. En medio de toda aquella aldea destrozada, dos figuras se alzaban del resto para discutir el final de la amarga tragedia.
Gurud no se hizo de rogar, alzó la espada de mineral, aún en sus manos.
-No eres rival para mí, esclavo. Si intentas acabar conmigo, morirás.
León no tenía miedo, no esa vez.
-No me vas a matar como a mi amigo, orco, porque esta vez tengo algo por lo que luchar. Tengo una familia.
Gurud rió prepotente, cómo era costumbre en él.
-Apártate, humano, esta es tu última oportunidad. No eres más que un debilucho que intenta hacerse el héroe. Huye mientras puedas.
León se quedó mirando a su enemigo, con una expresión realmente furiosa en la cara. Entonces, al mismo tiempo que alzaba la espada, gritó:
-¡¡¡Por Innos!!!
El ya no tan esclavo saltó hacia adelante, blandiendo el arma al mismo tiempo. El orco tuvo que apartarse. Parecía no tomarse ese combate en serio. Gurud rió y asestó un golpe, que fue hábilmente refutado por el esclavo. Gurud dio un golpe circular, que también fue parado. Cayó hacia atrás y volvió a alzarse rápidamente. Había subestimado a su adversario. Siguieron con el combate. Entre abundantes y rápidas ráfagas de golpes, al fin Gurud consiguió acertar al esclavo en el tórax. León gritó, dolorido, y volvió a su posición defensiva. El orco volvió a arremeter. Le dio al esclavo en la cabeza. Le hizo un corte terrible, y a los pocos minutos la sangre le nublaba la vista. El combate se prolongó largamente. Siguieron combatiendo, muy igualados en sus fuerzas, hasta que León empezó a notarse realmente cansado. La cabeza le daba vueltas, estaba perdiendo mucha sangre. Gurud le dio un golpe maestro gracias a un despiste del humano. Agujereó la pierna de León de forma fatal.
El esclavo acabó con una rodilla al suelo y con la otra flexionada, y con la espada levantada en postura defensiva. No podía más, el combate estaba en manos del orco.
Gurud vio la oportunidad de golpearle en la espalda. Así oiría ese macabro chasquido que hacía sus delicias… Alzó la espada, disfrutando del momento. Intentó hacer un corte lateral.
Fue en vano.
La espada del esclavo le atravesó la cabeza, de frente a cuello. León se la había lanzado como pudo. No sabía ni cómo lo había hecho, quizás de forma instintiva, pero lo había conseguido. Gurud cayó finalmente muerto al suelo, para no alzar nunca jamás un arma.
Había ganado al mayor asesino de todos los tiempos, pero no se sentía mejor. Estaba cansado y malherido. Miró el cadáver. Pensó en su familia. Ver a todos aquellos cadáveres no le impresionó. Ya no le importaba nada. Sólo Carlos e Yrvina. Allí mismo, malherido, rezó a Innos por el alma de Nimzo, y fue a la entrada de Refugio. Sonrió, sintiéndose vencedor. A aquellas alturas, la bestia Nimrod ya había muerto, pues era resultado de un conjuro temporal que hizo el mismo Xardas para sobrevivir.
Allí en la entrada, tropezó con algo. Cayó al suelo y alzó la vista para ver a su obstáculo. Era un cadáver. Una mujer muerta. Puso el cuerpo de cara a él, y se dio cuenta de quién era. Era Yrvina, su mujer. Llevaba un niño en brazos. Era Carlos.
¿Por qué?
Seguramente lo habían seguido para ayudarle, en cuanto vieron que huía hacia el poblado a media noche. León se mantuvo allí, de pie, gritando a los cielos y a todo lo existente, incansable.
Golpeó todo lo que encontró a su lado, tiró el arma y empezó a correr, sin ni siquiera pensar.
Ya no había nada en su vida.
Sólo un barco. Había un barco, amarrado al puerto. No había nadie, parecía una embarcación fantasma.
Subió a él, sin un motivo concreto. Se sentó en un banco. Miró al suelo. Empezó a juguetear con las cuerdas que sostenían las velas. Se entretuvo un rato estúpido hasta que escuchó una voz detrás suyo.
Un viejo lo miraba. Tenía sangre en las manos, pero la mirada serena.
-Así que el más débil es el único superviviente. Quién conoce los designios de los dioses, ¿eh, amigo?
Xardas sonrió y le dio una palmada en el hombro a León. Volvió a hablar, sentándose con él:
-Oye amigo, sé que probablemente ha muerto toda tu familia y amigos, pero…no debes perder la esperanza. Algún día, todo esto dejará de pasar, créeme. Yo mismo me voy a encargar de ello. – La brisa marina los azotó, suave. – Pronto dejaremos de ser los tristes soldados de las batallas de los dioses. – Su voz era tranquilizadora. –Sin embargo, ahora tenemos que descansar. Queda un largo camino.
El Sol empezó a despuntar por encima de la fina línea del océano. Xardas se levantó del banco y dejó a León allí, cabizbajo. Pasaron horas hasta que se levantó de allí. Finalmente lo hizo. Unos no muertos empezaron a pilotar la nave. León fue a un lado de la nave. Se apoyó en la vieja madera y miró el agua marina.
Se sintió mejor.
Intentó olvidarlo todo. Todas esas muertes, todo.
Tendría que empezar una nueva vida, lejos de los orcos. Seguro que estaría mejor fuese a dónde fuese. Una cosa era segura.
Se las apañaría.
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptyLun 28 Nov 2011, 23:00

Nunca me habria imaginado asi el final, pelea de hermanos, general-bestia, luego todos mueren..., etc
Pero este es mejor que el que me había imaginado. Ya dijimos que iba a sali buena historia.......
Un saludo


Última edición por Adanos97 el Mar 29 Nov 2011, 11:29, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptyLun 28 Nov 2011, 23:14

Joder, cada día me impresionan más tus historias, tío.
Esta de P.M es una pena que se halla acabado Neutral
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptyMar 29 Nov 2011, 01:23

Increíble, épico!!
Menudo capítulo!! ha sido claramente el mejor de todos
Te felicito porque tu historia ha sido impresionante
Haz más relatos porque tienes mucho talento
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptyMar 29 Nov 2011, 22:47

enfin, escribo para comunicaros una ultima vez que voy a escribir otro relato. No se cuando sera ni está demasiado claro el argumento. Una cosa está segura: para hacerlo, antes deberé aclarar una cosa sobre esta. Voy a escribir un epílogo de aquí a un tiempo.
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptyJue 01 Dic 2011, 16:47

Esperaremos tu proximo relato. Haber si es tan bueno como este, aunque mataste a todos Sad
Bueno, lo esperaré, y el epiologo ese tambien.
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptyJue 01 Dic 2011, 18:29

buena historia
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptySáb 19 Mayo 2012, 01:34

Bueno, he editado algunas cosillas en los capítulos para que quede mejor (títulos, faltas y repeticiones de palabras mal colocadas). Anuncio también que es probable que haga una continuación de este relato, que ahora releyendolo, me doy cuenta de lo mucho que me gusta. No es lo mismo leerlo desde vuestra óptica que haberlo trabajado. La psicología de los personajes, el desenlace y todo... Como un puzzle me encajó, y eso que la improvisé básicamente (sobretodo los primeros capítulos). Pues eso, que esperéis una continuación, cosa que implicará seguramente que deje mi otro relato de El Frío Interior.
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptySáb 19 Mayo 2012, 21:23

Pero tío con lo que molaba el relato de los nazis, por lo menos terminalo,, que después de estar contándonos que iba a molar mucho, que se entremezclarían las historias...
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MercenarioOrco
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MensajeTema: Re: Una historia orca   Una historia orca - Página 3 EmptyDom 20 Mayo 2012, 10:55

Dulcepsicópata escribió:
Pero tío con lo que molaba el relato de los nazis, por lo menos terminalo,, que después de estar contándonos que iba a molar mucho, que se entremezclarían las historias...
De acuerdo, intentaré llevar los relatos juntos (es que así releyendo el relato me han entrado ganas de continuarlo). Ok, ya veremos como lo hago, pero haré los dos relatos por igual cuando tenga tiempo Neutral
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